Archivo mensual: febrero 2010

La Sanandresana

“Hola, muy rápidamente, ¿tú crees que los celos tienen fecha de vencimiento / expiración / caducidad?” (opener tomado de un libro llamado Ligue Total de Night Cowboy, al parecer es de un seductor hispanoamericano)
“No”
“¿Por qué?
Entramos al Transmilenio (esto es en Bogotá, Colombia), al bus que me lleva siempre a la clase de 7, tarde, pero llega.
Paula, un gusto conocerte. Ahora sé que estás en primer semestre de Derecho, que eres costeña, que no vas los lunes a clase, que te dejan muchas lecturas que te toca leer, que eres Tauriana, que quieres ser Congresista de la República cuando grande y que te gusta el dinero (una mezcla peligrosa en estos días de corrupción).

Paula y yo íbamos hablando de frente. Inmediatamente entramos, ella se ubicó con su espalda apoyada en una baranda y dirigiendo su cuerpo hacia mí. Nuestros rostros estaban a 60 cms de distancia. Ella tenía la posición más cómoda pero realmente no me importó, porque la conversación estuvo tan amena que no me di cuenta que en “Transmilenio todos bailamos reggaetón con todos”.

Ella es algo morenita, tiene los ojos grandes y juguetones y es una Carismática y una soñadora. No es mi prospecto perfecto de mujer. Realmente se aleja de aquella que yo he definido como «Mi tipo», pero no me explico por qué me sentí atraído hacia ella, ¿será que ella me está seduciendo a mí? (Freud dice que entre más nos resistimos más somos vulnerables a la atracción y DeAngelo dice «Attraction is not a choice»).

Paula me mandaba IOI’s: me dijo que me había visto antes en el Transmilenio a lo que yo le respondí, “Se ve que me has estado observando no?; me miraba fijamente a los ojos, me sonreía con la mirada y con los labios, rió dos veces de mi humor incipiente, se dejaba tocar el hombro y tocar los brazos y cuando yo paraba la conversación, me ponía interesantes temas de conversación:

“¿Si pudieras conocer a alguien muerto a quién querrías conocer?”
Le respondí que en un comienzo quería conocer a Hitler para saber por qué lo hizo, a Napoleón, a Marlon Brando por su carácter de libertino y su encanto. Al final escojí a Oscar Wilde por su carácter de Dandy y porque no le hacía venias a nadie.

“¿Si pudieras meterte en un libro, en cuál te meterías?”
Primero le dije a Paula que me encantaría entrar en el mundo mágico de “Cien Años de Soledad” pero que prefería cumplir mi sueño de viajar libremente por los mares en “El Viejo y el Mar.
Paula, la costeñita carismática, soñadora, lectora y que quiere ser congresista me dijo que había ganado puntos con ella porque el libro de Hemingway es uno de sus libros preferidos.

Pronto llegamos a su parada. Me había perdido el paisaje de la ciudad, sus calles por estar mirando a sus ojos y a su boca y estar respondiendo sus profundas preguntas. Le dije: “¿Sabes cuántas personas hay en tu Universidad y en la mía”.
“Muchas”
“Entonces ¿cuál es la probabilidad de que nos volvamos a ver?”
“Pocas”
“Por eso debes darme tu teléfono porque te voy a llamar”. Mientras tomo mi cel Paula me dice que no se sabe su teléfono (yo pienso «What!») y saca un papel y un esfero para anotar mi número mientras las puertas del Transmilenio están abiertas para que ella se baje en su destino. Nos despedimos a mi manera, à la française.

Stomp y yo comentábamos mis errores. El primero, cuando ella me preguntó si yo soy perro le respondí inmediatamente que no y le dije por qué. Eso fue como si me estuviera excusando con ella por ser como soy lo que muestra inseguridad. La cualidad antiseductora por excelencia.

Mi segundo error era haberle dado el control de la interacción. El reencuentro depende de ella porque ella tiene mi celular y yo no tengo el suyo.

No esperaba volver a escuchar nada de la niña que quiere ser congresista. Pero de repente recibo un SMS:
“Hola Niño del Transmilenio! Como tas? Llegaste a tiempo a clase? Jajaja! Este es mi cel, si algo nos estamos hablando! Mi correo es ….”. Si ella se atreve, nos veremos el miércoles, ella me prometió que sí así que Pacta Sunt Servanda!!! (en Latin significa «El contrato es ley para las partes).

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