Romeo y Julieta, esa inmortal obra de William Shakespeare que las mujeres románticas aman relata, a grosso modo, la historia de dos amantes que no deben amarse porque pertenecen a familias diferentes, a dos mundos diferentes y enemigos entre sí.
Eso mismo es lo que me pasa con Julieta! una mina que no se puede enamorar de mí porque somos de mundos diferentes. Ella es la Camarera y yo soy el Cliente.
Ella y yo nos conocimos una tarde en la que ella estaba recibiendo pedidos en un Restaurante que frecuento algunos martes y jueves.
Hola – le dije a la camarera esa primera vez.
Hola – me respondió el saludo.
Bueno, puede parecer que no pasó nada esa primera vez que le dije ese «Hola» que puede parecer frío en la pantalla de tu PC pero que si se hubiera visto en ese momento habría sido increíble.
Ella luego se me acerca a mi mesa a tomarme el pedido, y entre risas me cuenta varias cosas de su vida como su nombre, que estudia y trabaja, y que a veces me había visto sentado en la misma mesa.
Bueno, yo sentí que cada vez que ella pasaba y recojía pedidos en las otras mesas me miraba y yo le devolvía la mirada. En un momento le guiñé el ojo 😉 y ella me sonrió.
Cuando terminé de comer, Julieta! me preguntó qué era lo que yo iba a hacer después y hablamos de pasatiempos y de todo lo que se puede hacer en Bogotá.
Hice una locura sabiendo que a las camareras/meseras de establecimientos no las dejan salir con clientes: rasgué un pedacito de papel de un libro que estaba leyendo , anoté mi número y se lo dí.
Pasaron unas semanas. Ella nunca me llamó y yo por cuestiones de tiempo dejé de volver a ese restaurante (no digo el nombre porque es muy conocido en Colombia, pero ustedes saben que me gusta que conozcan mi ciudad).
Un día volví y mientras estaba sentado en mi mesa leyendo mi libro y tomando una bebida, ella se me acerca derrepente asustándome. No me acuerdo literalmente de sus palabras pero sé que ella me recriminó el que no haya vuelto allá y se empieza a excusar (sin que yo se lo hubiera pedido) de que no me había llamado diciendo que dizque había perdido el papelito de mi celular y bla bla bla.
Cállate, no es necesario que me des excusas – la interrumpí – Céntame cómo te ha ido hoy.
Pero es que… -No sabía qué decir.
No me gustan las excusas, mejor cuéntame cómo te ha ido.
Te cuento que….- empezó a hablar.
Luego de un rato, Julieta me vuelve a pedir mi número.
No te lo voy a volver a dar- me negué.
Te juro que cuando tenga tiempo te voy a llamar, tú sabes que salgo muy tarde y …
Si encuentras otro papelito tal vez te lo vuelva a dar- le lancé un ultimatum, me dejé convencer y le dí mi número en una hojita de cuaderno del Jefe. Yo me había dicho a mí mismo que no volvería a dejarme convencer por caras bonitas ni ojitos, pero rompí mi regla.
No me llamó nunca.
Hoy yo iba llegando a lo de mi Papá cuando soy abordado por una chica que iba vestida muy diferente a una Camarera. Era muy atractiva, con lindas piernas, un derrière de campeonato y un escote discreto pero sujestivo adornado por un collar de perlas que se perdía en la profundidad. Me podría haber hecho pensar que es una Abogada o una profesional,pero no, era Julieta. Ella iba a recoger unos papeles para su jefe en otra sucursal, yo me ofrecí a acompañarla antes de ir a donde tenía que estar.
Nos cogimos de la mano. Le dije que iba muy linda y elegante y que me había asustado haciéndome pensar que me iban a atracar. Ella se rió y se burló, «Crees que voy vestida como una ladrona?». Admiré que me gustan las chicas que se visten bien porque eso deja relucir mucho de su personalidad. Ella me sonrió.
La acompañé a su diligencia. Hablamos de bastantes temas, luego nos abrazamos. Mientras estaba esperando que le dieran los papeles y meintras me contaba de una vez que le habían robado el celular y que esa era la razón por la que no lo tiene ahora. Yo le conté de la vez en la que solo me habían robado $300 pesos.
Bésame – le dije mientras estábamos abrazados en la entrada del Restaurante.
No puedo – y giró su cabeza.
Hice silencio y la miré nervioso, pero tratando de ocultarlo. Creo que como un AFC cometí el error de por qué no podría besarme, pero luego de preguntarle cambié el tema intentando solucionarlo todo.
Empezamos a hablar de cuando en la Navidad pasada me robaron una bicicleta ajena y que me la estuvieron cobrando todo el maldito Diciembre.
Parecía que se iba a demorar así que me despedí y me fui a lo de mi papá que quedaba a una calle. Cuando me estaba llendo le dije que cuando saliera del turno de hoy me llamara. Ella me lo prometió y sin pedirle explicación me dijo que me iba a explicar luego por qué no puede besarme (Concluí en mi mente que ella sí quiere besarme pero que hay algo externo que se lo impide).
Resumiendo porque me están sacando de este computador y me tengo que ir para un paseo: Me fui para el restaurante y pacientemente la esperé dos horas a que saliera del turno. Luego de pasadas dos horas, Julieta se me acerca y empezamos a hablar en la mesa, cojidos de las manos, acerca de nuestros pasatiempos preferidos, del nombre bonito de mi hermana y de mi poco gusto a tomar y emborracharme. Le conté que me gusta la independencia en todo sentido y por eso no quiero trabajar para nadie. Julieta me explicó que no se puede enrrollar con sus clientes y que esa era la razón por la cual me había negado el beso, pero algo en su expresión me dijo que sí quería arriesgar su trabajo conmigo.
«Julieta, sabes qué significa tu nombre? Tu nombre significa fortaleza y coraje. Y es famoso por la obra de Shakespeare, «Romeo y Julieta». Ellos eran dos jóvenes de mundos diferentes que no podían amarse porque nadie se los permitía».
Ahora te voy a decir mi «Romeo» – me dijo Julieta asombrada por la historia.
Te voy a besar – le dije mirándola fihjamente a los ojos mientras contaba mentalmente 3, 2, 1…
Solo uno – Julieta me dió un corto y furtivo beso que me encantó por sus lindos labios pero que nos dejó para más tarde porque el Jefe iba saliendo y la podía ver…