Con proyecto de ley, senador Armando Benedetti busca que apellido paterno no prime sobre el materno.
Un proyecto de ley que permita cambiar el orden de los apellidos presentó el senador Armando Benedetti. Lo que se pretende con la iniciativa es que por acuerdo entre los padres se decida cuál apellido es el primero. Esto, con el ánimo de que no siempre prime el del padre.
Benedetti considera que es machista la forma como hasta ahora está considerado el tema. La propuesta, ya genera polémica. (Video así explica Benedetti la idea).
via ¿Cambiaría el orden de sus apellidos? Así opinan usuarios de EL TIEMPO – Política en Colombia y el Mundo: Noticias de Política – ELTIEMPO.COM.
Armandito el Payasito
Armandito, si quieres dejar de llamarte Benedetti, pues simplemente ve a una Notaría y cámbiate el apellido por el de tu madre (Villaneda) y paga por el trámite (que debe ser bien caro porque las Notarías son como los bancos, pero no importa porque un Congresista tiene un salario que no da lugar para escatimar en gastos, no como el resto de los colombianos), en lugar de hacer que todos los colombianos paguemos por tu proyectico de ley.
Dices que el que «prime» el nombre del padre sobre el de la madre en el Registro de Nacimiento (artículo 53 Decreto 1260 de 1970) es algo «machista», pero te olvidas que eso se hace por las presunciones de paternidad y que solo en caso excepcional, como cuando se desconoce la identidad del padre, se asigna el de la madre.
Esta preferencia por el apellido del padre sobre el de la madre se hace para mantener la unidad de la familia y decir que aunque una madre da a luz a los hijos, el padre les pone nombre porque siempre se está seguro de quién es la madre y se prefiere darle importancia al padre como el líder de la familia.
Igualmente, esta preferencia por el apellido del padre antes que el de la madre viene dado porque el matrimonio es un contrato bilateral en el que históricamente había contraprestaciones bilaterales: el padre aportaba su poder de trabajo y la madre su capacidad de tener hijos, por lo que se decía que los hijos que procreraba la madre «pertenecían» al padre, a cambio de que él les diera sustento y protección, y por ello se prefería su apellido al de ella.
Pero desde la llegada de los movimientos feministas, la familia se desestabilizó al verla como una «institución patriarcal», «machista» y «opresora» de la mujer, y por ello se disparó en los países desarrollados, donde más golpeó, el número de divorcios hasta alcanzar el 50% del número de matrimonios. Igualmente, esto dio lugar a la minimización del rol del padre en la crianza y desarrollo de los hijos haciéndolo ver como innecesario, promoviendo y hasta exaltando las familias monoparentales caracterizadas por la ausencia del padre. Ausencia que es muy sentida y que deja profundas secuelas psicológicas en el desarrollo de los hijos que se correlacionan con la criminalidad.
Esta trivialización de la importancia del padre dio lugar a un giro en los Juzgados de Familia en las que se antes se les daba la custodia de los hijos al padre, y en la que en la actualidad se le concede a la madre porque se presume su «idoneidad». Para dar lugar a este giro en la presunción de la custodia de los hijos, debió fomentarse igualmente una transferencia unilateral de la riqueza de los bolsillos de los padres a los de las madres, transferencia que antes solo era posible dentro del matrimonio bajo los cuidados y autoridad del esposo a toda su familia.
Afortunadamente, para los poderes económicos detrás del feminismo la destrucción de la «opresora y patriarcal» familia permitió la entrada de la mujer al mercado laboral, aumentando de esta manera la oferta en la fuerza laboral y por tanto permitiendo una reducción en los salarios. De la misma forma esto permitió el aumento en el precio de los bienes raíces porque antes, quienes accedían a ellas eran principalmente los matrimonios, y ahora la demanda se compone de las mujeres solteras al igual que los hombres. Antes los principales consumidores eran las familias, pero hoy, época del consumismo indiscriminado, son las mujeres trabajadoras y libres quienes consumen indiscriminadamente todo lo que quieren que consuman. El feminismo «liberó» a la mujer de la «opresión» de la familia y la insertó en la verdadera opresión del mercado laboral.
Con este proyecto de ley, la mangina de Armandito pretende seguir desestabilizando la unidad de la familia con los mismos pseudoargumentos utilizados a viva voz por ciertos movimientos: que la familia es una institución «machista/patriarcal/opresora de la mujer» y que por tanto es necesaria su destrucción. Pero hoy vemos las negativas consecuencias que esto ha tenido en los países del primer mundo, consecuencias que legisladores como Benedetti ignoran al intentar repetir modelos destructivos llevados a cabo en países del primer mundo.
Supongamos que la ley pasa, como pasó con la Reforma a la Justicia, y supongamos que Armandito, quien fue el autor del «Estatuto Antidiscriminación» y otras en «defensa de la mujer cabeza de hogar», la infancia y la adolescencia, el adulto mayor y las «minorías», supongamos que Armandito tuviera hijos: una niña llamada Ángela Benedetti Hezher (en honor a su hermana) y su esposa, Haifa, estuviera esperando a su primer barón quien ha de llamarse Armando, como su padre, pero sale la ley que él mismo propuso y entonces le toca aceptar lo que su mujer dice llega a un acuerdo con su esposa en el que junior va a adoptar el apellido del papá de su mamá y va a llamarse: Armando Hezher Benedetti. Ángelita Benedetti Hezher y Armandito Hezher Benedetti Jr. ya no serían hermanitos.
Para ella tengo un pito que suena y sabe mejor.
Ahora imaginémonos que muchos colombianos se sienten indignados (la nueva palabra del momento) por portar el apellido de sus «ausentes e irresponsables» padres y dicen que es muy «machista» tenerlos entonces deciden reclamar retroactivamente el derecho que la nueva ley les confiere y empiezxan a cambiar el nombre que está en sus Registros de Nacimiento. Pero no terminaría ahí, tendrían que hacer el cambio en sus Cédulas, en los Registros de la Dian, de las Instituciones Financieras, en las Visas, en sus Pasaportes, en sus Certificados de Estudios, en todos lados con todos los costos que ese cambio causaría en una burocracia estatal lenta e inefectiva como la nuestra.
Yo opino que el emasculado Senador Armando Benedetti, quien odia a su padre y opina que es machista portar el apellido de él, debería cambiarse el apellido por el de su abuelo materno y también por el apellido de su suegro y ahora lo conoceríamos como el «Honorable» Senador Armando Villanueva Hezher Benedetti o el «Honorable» Senador Armando Hezher Villanueva Benedetti. ¡Qué confusión!, ¿Cuál apellido iría primero sin ser «machista»? ¿El de su madre o el de su esposa?
Hay algo que no está bien en esta foto. Armandito debería estarle besando el trasero, como el mangina que es. Pronto veremos la noticia en que ella (que está buena) le dice que está aburrida del matrimonio y le pide a él que críe el hijo del amante. Niño que por supuesto va a tener primero el apellido del padre.
Compartir / Share / Partager / Enteilen