Hace unos días, me una persona cercana a mí me dijo: «Mira si me toca ser jurado de votación», a lo que yo respondí con mi habitual tono de apatía por algo en lo que no creo mucho: «Las elecciones no sirven para nada, este domingo me voy a quedar todo el día enguayabado en mi casa o haciendo lo que se me dé la gana».
Para mi sorpresa, mientras decía estas palabras y como una obra de karma ví, después de introducir los dígitos de mi cédula en el portal de la Registraduría Nacional del Estado Civil, que me tocaba ser jurado de votación. Mi domingo se había dañado.
Por haberme dado por enterado tarde y a pesar de no haber ido a las capacitaciones una semana antes, decidí ir. No por ganas, sino porque el «deber ciudadano» está respaldado por las armas del gobierno: si no haces lo que se te ordena que hagas, te obligan a hacerlo con una pistola en la cabeza. No literalmente, pero una sanción pecuniaria tiene el mismo efecto.
Llegué temprano al sitio de los comicios más cercano y sin ninguna capacitación tuve que responder como «Presidente Suplente» junto a un equipo de otros 5 jurados. Fuimos, literalmente, un equipo en que nos dividimos las tareas y aprendí bastantes cosas más allá del instructivo para jurados de votación. Las historias de cada uno y sus posiciones personales respecto de eso tan inherente a los animales «políticos» que somos.
Al final de la Jornada, más allá de quién o quiénes hayan sido los ganadores en mi mesa, nos sorprendió el nivel de abstencionismo que supera el 50%. De 350 personas que debían haber registrado su voto en nuestra mesa, solo llegaron 193. Fue un día tranquilo, esperaba que la corrupción fuera más visible, pero desde mi mesa y junto a los otros jurados que estábamos ahí, confío en que cumplimos a satisfacción esa pequeña labor.
Aunque con el respaldo de la violencia «legítima» del Estado me haya tocado ser Jurado de Votación y ahora me toque repetir la misma pendejada el 15 de junio, creo que esta fue una experiencia interesante que me puso a pensar en muchas cosas de nuestro sistema «democrático».