¿En qué momento el año nuevo dejará de ser “nuevo”?

A ella siempre le había parecido un poco extraño ese saludo que se dicen los conocidos y los no conocidos, siempre por pura cortesía irreflexiva, de desearse el “¡Feliz Año Nuevo!”.

Más allá de la fatiga que causa tener que interrumpir el silencio que supone el duelo de un año difunto, desear un feliz año nuevo resulta absurdo para su mente que se quedaba mirando el pasar de las fechas cada vez más fugaces y sin mayor trascendencia como para cambiar por ello siquiera el lenguaje del día a día, mucho menos los hábitos laborales o los adornos domésticos.

Después de escuchar en el primer día de ese año a sus compañeros de trabajo decirse “Feliz Año Nuevo”, como si ello significara por un instante que las competencias o ansiedades por subir en la jerarquía empresarial se suspendiera por las fechas, ella no soportaba preguntarse en qué momento esas fingidas caras de felicidad por terminar un año igual que el anterior e igual que el siguiente, pasarán para darle paso al tedio reportado toda la semana a la espera de un lejano viernes de alcohol y descontrol, a un sábado de sepultura y a un lunes de resurrección.

¿En qué momento dejarán de desearse el “¡Feliz Año Nuevo!? ¿En qué momento el Año Nuevo dejará de ser “nuevo”?