Exploración de Tema: La Muerte

Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte; Los valientes nunca prueban la muerte sino una sola vez. De todos los prodigios que hasta ahora oí, El más extraño me parece que los hombres teman viendo que la muerte, inevitable fin, ha de venir cuando quiera venir

— Julio César por William Shakespeare[1]

Cicéron dit que philosopher ce n’est autre chose que s’apprêter à la mort[2], dijo Montaigne (1580, p. 43), la pregunta es ¿Cómo alistarnos conscientemente a una muerte que todavía no hemos vivido? Varias corrientes filosóficas y religiosas han dado respuestas tentativas y, especialmente importantes, han formulado preguntas tentativas.

Se dice que no debemos temer a lo que viene después de la vida, porque ya lo hemos vivido antes de esta, porque hemos estado muertos millones de años antes de vivir nuestra cuota de un promedio de 65-75 años, tal como estaremos muertos otros millones de años después. O tal vez no.

Aún así, esto parte de la presunción de que nosotros mismos hemos vivido, paradójicamente, la muerte antes de la vida, un periodo del que no se puede hacer ninguna presunción a menos que se testimonie la ida a la muerte y el regreso de esta. Contrariando a Sócrates, quien creía en un mundo ideal después de la muerte, Epicuro decía que la muerte de nuestros cuerpos es la muerte última. ¿A quién darle la razón? Lástima no contemos con pruebas fehacientes que diriman el conflicto entre las dos posiciones todavía ya que, de los que se dice que han regresado de la muerte, se presumen muertos por desaparecidos y tal vez si aparecieran no les creeríamos por nuestra terquedad.

A pesar del desconocimiento que tenemos de la muerte, cuando estamos conscientes de que el momento ha llegado, corremos a religiones, ideologías cientificistas y políticas e historias que nos prometen que viviremos para siempre: un paraíso celestial, un elíxir mágico, la resurrección de los creyentes, el legado que dejamos en la eternidad, la ciencia de la criogenia y las células madre, o la vida posterior a través de nuestro grupo racial o nacional, etc.

Ante el miedo que nos pueda suscitar la ignorancia de la muerte, puede que sea un consuelo de tontos escuchar el consejo de Nietzsche (1888. Cap. 2 nùm. 10) de no solo aceptar el destino tal y como nos viene, con sus cosas buenas y malas, sino amarlo: “Meine Formel für die Grösse am Menschen ist amor fati: dass man Nichts anders haben will, vorwärts nicht, rückwärts nicht, in alle Ewigkeit nicht. Das Nothwendige nicht bloss ertragen, noch weniger verhehlen – aller Idealismus ist Verlogenheit vor dem Nothwendigen -, sondern es lieben…[3].

Una cosa es pensar en la muerte desde un punto de vista filosófico; otra, el estar conscientes de ello. Yo hasta ahora no lo he sentido, sé que moriré, pero tener esa sensación de saber que moriré es algo que todavía no me atropella de improviso y para lo que tal vez no tenga preparación ni respuesta a la pregunta fundamental: si la vida vale o no vale la pena ser vivida (Camus 1942 , p. 12)[4].

Bibliografìa.

Camus, A. (1942). Le Mythe de Sisyphe. Disponible en < http://www.anthropomada.com/bibliotheque/CAMUS-Le-mythe-de-sisyphe.pdf > Consultado el 2019-09-23

Montaigne. (1580) Essais. Disponible en < https://livrefrance.com/Montaigne.pdf > Consultado el 2019-09-23

Nietzsche, F.W. (1888). Ecce homo. Wie man wird, was man ist.  Disponible en < http://www.gutenberg.org/cache/epub/7202/pg7202.html > Consultado el 2019-09-23

[1] https://transmillenium.wordpress.com/2017/12/28/la-muerte-ha-de-venir-cuando-quiera-venir/

[2] “Ciceròn dice que filosofar no es otra cosa que alistarse a la muerte”

[3] “Mi fórmula para expresar la grandeza en el hombre es amor fati: el no querer que nada sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad. No sólo soportar lo necesario y menos disimularlo –todo idealismo es mendicidad frente a lo necesario—sino amarlo”

[4] “Il n’y a qu’un problème philosophique vraiment sérieux : c’est le suicide. Juger que la vie vaut ou ne vaut pas la peine d’être vécue, c’est répondre à la question fondamentale de la philosophie.”

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