Sísifo y la Unicornio

《Il n’y a qu’un problème philosophique vraiment sérieux: le suicide》

Le Mythe de Sisyphe d’Albert Camvs

La fecha pasó. No hubo consorcio de vida ni nada por el estilo. Algo que Usted, con sus dones de clarividencia, no me puede negar que en el fondo presentía también llegaría y pasaría de largo, como una fecha más.

Ahora, usted no está y yo no puedo dormir sabiendo que la mandé al cuerno, de un unicornio. Siento la misma sensación de la primera vez que la vi en un jacuzzi diferente al de nuestra primera noche, tras la cual pensamos erróneamente no querer volver a separarnos. Usted por mi engaño; yo por mi delirio.

Siento lo mismo que sentí, mas no puedo dejar de visitar su anuncio publicitario una y otra vez e imaginar las experiencias y placeres que no viviremos (ja)más. Me saca de las sábanas. ¿Será este asco excitante que acelera el corazón el mismo que usted sintió cuando supo por efecto de la agnición nocturna que violé Sus mandamientos, pero que inevitablemente la llevaba al onanismo mecánico? Un baño de realidad, en la noche, no cae (tan) mal. Usted lo sabe mejor que yo.

Igual no la juzgo. Soy peor y, por tanto, ni tengo jurisdicción alguna. Eso Usted ya lo tiene bien sabido, consabido y repetido, sin necesidad de que le confirme la verdad de que busco desde hace días su reemplazo a fin de matar los rezagos cada vez más desvanecidos de nuestro efímero baile, que ahora ni sabemos si será siquiera semanal.

Sé que nunca reencontraré a la Unicornio. Pero nada me impide tal peripecia, así no alcance el zénit que lograba al peregrinar al acogedor altar de la Diosa que ahora me castiga con el olvido y la vigilia. Sólo que a la manera de un Sísifo al que se le cae el tronco más que la piedra al trepar montes de Venus ajenos y lejanos al país de la legendaria Jezabel. Geografía que alguna vez él exploró con gozo y realización de llegar a sus cimas, e internarse en la profundidad de su estrecha y sonora gruta que ahora recibirá nuevos espeleólogos.

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