El Club de la Pelea como texto sagrado

Nota del traductor: Esta es una traducción no autorizada del artículo original Fight Club as Holy Writ de Jef Costello para la Revista electrónica de la editorial Counter-Currents Publishing.

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“Ustedes son la mierda cantante y danzante del mundo”[1]

El Club de la Pelea como texto sagrado

Jef Costello

11660 palabras (en esta versíon en español, 13096 palabras)

1. Soy el más devoto Mono espacial de Jack

He dudado en escribir un ensayo acerca del Club de la Pelea por algún tiempo, ya que significaría romper las primeras dos reglas del Club de la Pelea. Pero ya no puedo permanecer callado. Y tengo mucho qué decir. Así que prepárese un gran termo de café y pase la siguiente hora conmigo. Prometo que será digno de su tiempo.

El Club de la Pelea ha reemplazado a Network (1977) como mi film favorito. No es porque El Club de la Pelea sea una mejor pieza de cine ni “el film más grande de todos los tiempos”. Es porque El Club de la Pelea me habla en una forma en la que ninguna otra película lo hace. La he visto incontables veces, con incontables compañías bajo todo número de condiciones (parece ser particularmente bueno verla con Jägermeister). Este film trata mis problemas y los problemas de la época; le habla a mis más profundas insatisfacciones y oscuros deseos; y propone (o al menos parece proponer) muchas de las soluciones correctas a lo que nos aqueja (aunque, como explicaré, hay una gran laguna en la ideología del film).

El Club de la Pelea tiene la capacidad de inspirarme como ningún otro film lo hace. Si me siento desanimado, deprimido y desalentado por “cosas hoy” o por mi propia inhabilidad para poner las frivolidades de mi vida en perspectiva, una proyección nocturna de El Club de la Pelea es suficiente para despertarme, hacerme volver en mí y restaurar mi sentido de “misión”. En cierto modo, tengo que admitir que me siento ligeramente incómodo al decir esto. Después de todo, El Club de la Pelea es (pienso) un film dirigido a una audiencia mucho más joven ya que, en muchas formas, su estética pertenece mucho más al presente. Y no perdamos de vista el hecho de que tan grande como esta película pueda ser, es al final de cuentas un producto más de Hollywood. Soy un hombre que recibió mucha educación. He leído cada clásico en el cánon occidental. ¿Cómo puede una reciente película de Hollywood (¡con Brad Pitt, por Dios santo!) ser tan importante para mí? Y aún así esta lo es. Y no me disculpo por ello.

También estoy lejos de estar solo en esto. Este film ha tocado una fibra en incontables hombres jóvenes e inmaduros. Ha sido probablemente el responsable de reclutar más hombres jóvenes a las filas de las academias de artes marciales mixtas, más que cualquier transmisión pay per view de la UFC. (Uno de mis mejores amigos intentó interesarme en el Jiu-Jitsu brasilero –en el cual él es hoy un cinturón marrón—al decir “¡es como en el Club de la Pelea!”) Nótese que solo me he referido solo a hombres, porque si hubiera un “guy flick”[2], una película exclusivamente dirigida a ellos, El Club de la Pelea lo sería. El Club de la Pelea ha sobrepasado hoy a los Tres Chiflados como la forma más efectiva de sacar a las mujeres del living. En términos de nuestra lucha en contra del mundo moderno (ver mi declaración de misión aquí) El Club de la Pelea es la más importante obra de arte de los últimos cincuenta años –y la única obra de arte dirigida exclusivamente a los hombres. Pero para poder cambiar el mundo uno debe siempre apelar, primariamente, a los hombres.

Como se habrá dado cuenta en todo lo anterior me he estado refiriendo solamente al film del Club de la Pelea, no a la novela. Hay dos razones para esto. Primero, El Club de la Pelea pertenece a un grupo de adaptaciones cinematográficas de novelas que han eclipsado casi completamente su fuente original. Si menciono Lo que el viento se llevó, ¿en qué piensa primero, en el film o en el libro? Lo mismo con El Mago de Oz. Y considere James Bond: ya nadie lee a Fleming. Así que, si voy a escribir acerca de El Club de la Pelea para los lectores de Counter-Currents, es del filme primariamente, del que debo hablar.

Segundo, el film supera al libro en un significativo número de formas. Nada de esto intenta despreciar ni a la novela ni a su autor, Chuck Palahniuk. De hecho, uno puede realmente hablar del film y de la novela al mismo tiempo. A pesar de que el film se desvíe del libro en algunas formas, en su mayoría la sigue muy de cerca. (Gran cantidad de la voz en off de la narración del personaje de Edward Norton es tomada directamente del libro.) Sin Palahniuk no habría versión cinematográfica del El Club de la Pelea, y poresto, inclinémonos todos ante su genio. Sin embargo, como discutiré después, su genio es de un tipo muy peculiar y problemático.

Y esto me lleva a un punto muy importante que debo hacer de una vez: No estoy en lo más mínimo interesado en lo que Palahniuk ha dicho acerca de su novela, o de su versión cinematográfica. Las razones para esto tienen que ver con ese genio problemático y particular sobre el que (prometo) elaborar luego. Por ahora, me limitaré a invocar la infame tesis de Roland Barthes sobre la “muerte del autor”: el texto significa mucho más que los que los autores piensan que significa, y las intenciones o el entendimiento personal de su trabajo no es el sine qua non[3] de toda interpretación sobre su obra. También no estoy en lo más mínimo interesado en lo que el Director David Fincher o el guionista Jim Uhls piensen de su film. (Más bien, les diré a ellos lo que significa en realidad. Muchas gracias.)

2. Soy el Thumos de Jack

No es necesario hacer un largo resumen de la trama. Apuesto a que virtualmente todo quien esté leyendo esto –y probablemente cualquiera que visite esta página web—ha visto El Club de la Pelea. El personaje central, tanto en la novela (que es narrada en primera persona) como en el film, es anónimo inicialmente. Y para mantener las cosas como son, no podemos empezar a llamarlo por el nombre que más adelante en la trama se nos revela que es el suyo. El guion del film se refiere a él como “Jack”, en referencia a una serie de breves sensaciones fisiológicas[4] que va sintiendo, llevando títulos como “Yo soy el colon de Jack” (En la novela, es Joe[5]).

Edward Norton como «Jack»

Nuestro amigo Jack es el Último Hombre. Él trabaja como un “coordinador de reportes” para una gran y anónima compañía automotriz. Él vive el “sueño americano”. Cuando no trabaja, él pasa su tiempo amoblando su climatizado condominio (en Wilmington, Delaware –aunque el film solo alude esto) con muebles IKEA, edredones y arandelas de cama. Él lo tiene todo: camisas CK, zapatos DKNY, corbatas AX. Y absolutamente nada más. Hubiera sido filmada esta película (o la novela escrita) más recientemente, sin duda una gran porción de las noches de Jack y sus días libres habrían sido pasados mirando porno y masturbándose (Lo siento muchachos. ¿Se sintieron muy aludidos?).

Jack dice “Cada vez que hojeo catálogos me pregunto, ‘¿Qué tipo de set de mesa me define como persona?’” Dios mío, he hecho exactamente lo mismo. He pasado muchas tardes en IKEA mirando sus vitrinas y pensando “¿Es éste el tipo de sofá que una persona como yo tendría?” O aún peor “¿Qué quiero afirmar de mí mismo al comprar esa colcha?”

El Club de la Pelea hace un maravilloso trabajo en mostrar la absoluta vacuidad de esta vida moderna –especialmente en la forma en que intenta cubrir su hedor con el dulce y empalagoso perfume de la superioridad moral. Jack compra “Rislampa, lámparas de alambre hechas de un papel ambientalmente amigable,” y “vajilla de vidrio con pequeñas burbujas e imperfecciones. Prueba de que fueron manufacturadas por los honestos, humildes y trabajadores indígenas de… donde sea”. Y claro, están también los repugnantes y aduladores grupos de apoyo donde se refieren a todo con eufemismos, todo el que sufre es “heroico,” y toda muerte es una “tragedia.”

Y en todas partes está la opresiva vulgaridad de un procesado, homogeneizado mundo corporativo: “Cuando progresen las exploraciones espaciales serán las corporaciones las que le pongan nombre a todo. La Esfera Estelar IBM, la Galaxia Microsoft, Planeta Starbucks.” (Por supuesto parece hoy que el sueño de la profunda exploración espacial ha sido abandonado silenciosamente. Tal vez sea algo bueno que este sea el único planeta que desecharemos.) El Club de la Pelea no solo captura la fealdad y vacuidad del hoy, captura su inhumanidad al igual. Las autómatas líneas telefónicas con sus menús dentro de más menús de opciones, las corporaciones que conscientemente ponen nuestras vidas en riesgo con productos defectuosos y de mala calidad, los jefes que piensan que tu vida les pertenece, y la completa y total falta de todo sentido de comunidad, cualquier sentido de cuidado por otros. Este pequeño paraíso iluminado por Rislampa que hemos creado es frío y difícil, lleno de gente apresurada y enojada.

El Thumos está en los hombres que están más enojados. Las mujeres, en efecto, son espantosas: frágiles y disecadas arpías de carrera[6]; emocional y físicamente incapacitadas por su compromiso religioso con la infertilidad. Y este es, en muchas formas, todo el mundo de una mujer. Un mundo que le ofrece la comodidad de ser una soccer-mom o mamá de fútbol, una mujer de clase media-alta suburbana. Un mundo orientado alrededor de la comodidad material, la seguridad y la supresión del thumos. Como lo dije en mi ensayo “Dystopia is Now!”:

El Thumos es “coraje”[7]. De acuerdo con Platón (en La República), es ese aspecto de nosotros que responde a un reto contra nuestros valores. Thumos es lo que hace que queramos romperles la cara a esos funcionarios de la Administración de la Seguridad Aérea (TSA screeners) que nos requisan y nos ponen en frente de una máquina que les permite ver nuestras partes traviesas[8]. Es una afrenta a nuestra dignidad y nos dan ganas de pelear. Cualquiera que no se sienta vulnerado en esta situación no es realmente un ser humano. Esto es porque es el thumos lo que realmente nos hace humanos; lo que nos separa de las bestias. (No solo porque seamos más inteligentes que ellas; nuestra posesión de thumos hace de nosotros diferentes de otros animales.) Thumos es eso en nosotros que responde a los ideales: nos motiva a luchar por principios y a esforzarnos por ser más de lo que ya somos.

Ahora, lo que hay que entender es que aunque el thumos sea una posesión humana, es preeminentemente una posesión masculina. De hecho es mucho más complejo que eso. Es posible ser un hombre, un hombre maduro, y no ser un hombre (o como a veces decimos “un hombre de verdad”). Todos los hombres intuitivamente entienden esto, incluso los drag queens. (¿Quieres ser golpeado por un drag queen? Solo impugna su masculinidad.) Convertirse en hombre tiene todo que ver con la expresión y administración del thumos.

Los hombres jóvenes a menudo creen que van a impresionar a los hombres mayores por medio de una desenfrenada expresión de rabia thumotica. Pero rápidamente aprenden que esto es recibido con desaprobación. Un hombre de verdad no pelea innecesariamente, y él más seguramente no pelea con el propósito de “probar algo” (más allá de cierta edad, el deseo de probar que “eres un hombre” es un signo de atrofiado crecimiento emocional y de narcicismo).

Pero un hombre de verdad luchará (físicamente o verbalmente) cuando algo importante esté en riesgo –incluyendo su dignidad y honor, o la dignidad y el honor de su familia, de su gente. Mientras que la inhabilidad o la indisposición para luchar cuando la situación lo pide –especialmente cuando es por miedo—marca a un hombre como poco hombre y lo expone al desprecio de otros, de hombres más hombres[9].

Como se expresa el thumos, y la situación en la que se cuente su expresión difiere de cultura en cultura. Por ejemplo, el fenómeno de los “crímenes de honor” nos llena a los Occidentales con horror –por cierto, entre más tontas sean las personas, más tontas serán sus expresiones de thumos. Pero los Untermenschen al menos tienen algo de thumos mientras que el nuestro parece haber sido extirpado tiempo atrás.

Sí, es con la emasculación con lo que El Club de la Pelea empieza. Literalmente. (La emasculación es una amenaza constante a lo largo del film.) El mundo del Club de la Pelea –nuestro mundo—es un mundo donde todas las expresiones saludables de la masculinidad han sido patologizadas y suprimidas. Y la historia de El Club de la Pelea comienza cuando Jack, un insomne reprimido emocional en busca de algún tipo de catarsis visita un grupo de apoyo para hombres con cáncer testicular: “Remaining Men Together” (“Los Hombres permanecen juntos”). Algunos de estos hombres han sido, literalmente, emasculados. Uno de ellos, Bob, ha desarrollado “bitch tits” (tetas de vieja) porque la terapia de testosterona causó que su cuerpo aumentara sus niveles de estrógenos.

¿Cómo se metió Bob en éste predicamento? Se nos cuenta que él fue un “campeón en fisicoculturismo.” Y como todos los fisicoculturistas él estaba lleno de esteroides. (Bob nos da una letanía de las drogas que solía usar, diciendo de una de ellas que “es usada en caballos de carreras, ¡por Dios Santo!”). Es implícito que el abuso de los esteroides dio lugar que Bob tuviera cáncer testicular. Que irónico. Tenemos un hombre que se llenaba de sintéticas hormonas masculinas y que creció enormes músculos de hombre –¿Por qué? Bueno pues, para ser masculino carajo. Y esto dio lugar a que su hombría fuera removida.

Castigo divino, si me preguntan. Como Jack y muchos hombres de la actualidad, él tuvo una sensación de inferioridad masculina. Y como pocos hombres de hoy, él emprendió acciones dirigidas a mejorarla, pero a través de lo externo, de lo cosmético. Por lo que aumentó su musculatura (lo que cualquier hada madrina puede hacer en un gimnasio en Chelsea). Otros permiten que un cuarto de pulgada de matorral se acumule en sus rostros y cuidadosamente la podan cada tanto. Otros compran autos elegantes.

Otros responden a esos correos spam con propagandas para “alargamiento del pene”. ¿Por qué es el tamaño del pene un asunto tan hablado estos días? ¿Por qué hay incontables sitios web que venden pastillas que prometen darle a un hombre 30 centímetros en tres semanas? ¿Por qué los tipos en los gimnasios se van en ropa interior a la ducha? (Algo que habría sido considerado muy extraño en la época de mi padre cuando los chicos nadaban desnudos en el río[10] sin pena, y sin que nadie pensara que era “gay.”) ¿Será solo porque estamos hoy más que nunca expuestos a la pornografía y se nos ha distorsionado la imagen de lo que es “normal”? No, es porque todas las formas tradicionales en las que los hombres han probado su masculinidad están hoy cerradas para nosotros. Y a medida que la masculinidad se convierte en meramente algo de lo externo, apariencia y tamaño: estatura, tamaño de los músculos, largo del pene, tamaño de la cuenta bancaria, tamaño de la casa, etc.

El Club de la Pelea es sobre reclamar esos perdidos ritos de paso de la masculinidad, y los caminos a la auto-actualización. Es sobre reclamar la masculinidad en sí misma. Nótese que no he dicho “reinventar” o (me vomito) “reimaginar” la masculinidad. Eso es de lo que trata el falso “movimiento de los hombres”: de crear una nueva masculinidad, aprobada por los feministas. Se sientan a llorar y refunfuñar acerca de cómo el “tradicional rol masculino” ha sido “doloroso” para ellos. Palahniuk en parte parodia esto con “Remaining Men Together” (“Los Hombres permanecen juntos”). Pero no quiero que se me malentienda, no hay nada de malo con que los hombres lloren –hasta tanto no sea muy a menudo, ni muy fácilmente ni sobre cosas triviales. Lea La Iliada. Esos tipos lloraban más que Republicanos en elecciones.

Cuando Bob abraza a Jack en el grupo de apoyo, después de un momento de hesitación, Jack empieza a lagrimear libremente. (Cuando suelta a Bob y vemos su cara de sudor estampada en la camiseta gris de Bob, se ve igual que el Sudario de Turín. Esto siempre hace que las audiencias se rían, por alguna razón.) ¿Por qué llora Jack –o mejor dicho, qué está dejando salir?[11] Él llora por la ruidosa insignificancia por la que vive el resto del día (para prestar algunas palabras de Paddy Chayefsky en Network). Él tiene todas las razones para llorar –y nosotros también. No hay nada malo con sentir lástima por uno mismo, siempre y cuando uno tenga algo que lamentar[12]. Somos los Últimos Hombres viviendo al Final de la Historia, entre los vestigios de la Gran Sociedad, ahogándonos en la marea café. Para agregarle un insulto a la injuria, se nos han entregado nuestras bolas en las manos y se os ha dicho en la cara: “Adelante Cornelio, puedes llorar”.

Pero Tyler Durden lo dice mejor:

Veo en el Club de la Pelea a los hombres más fuertes e inteligentes que han vivido jamás –una generación entera bombeando gasolina y sirviendo mesas; o siendo esclavos de cuello blanco. La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos. Y poco a poco lo vamos entendiendo, lo que hace que estemos muy pero muy cabreados.

En el guion, pero no en la película, Tyler continúa: “Somos los jóvenes que escuchan en silencio, hasta cuando sea tiempo de decidir”. Una línea muy significativa, como vamos a ver.

3. Soy la Dialéctica de Jack

Tyler y Jack recomenzando la historia.

Como dije anteriormente, las expresiones del thumos del hombre difieren de cultura en cultura. Pero lo que permanece constante en la identidad masculina es este rol central del thumos, sin importar como sea expresado. Para las mujeres, la feminidad es un estado del ser. Para los hombres, la masculinidad es un ideal por alcanzar y por mantener. Como Derek Hawthorne dijo, “Las mujeres nacen, pero los hombres se hacen[13].

La Feminidad tiene que ver primariamente con el atractivo de una mujer a un hombre. Pero un hombre cuya “masculinidad” se basa principalmente en su atractivo frente a las mujeres sería visto por otros hombres –especialmente por hombres de verdad—con desprecio. (Es por esto por como tenían desprecio los Estadounidenses contra Rudolph Valentino en los años veinte).

Los machos tienen un impulso innato para convertirse en hombres, y esto significa tener que luchar, competir, arriesgarse o morir en el intento. Aquel que no puede, no lo es. (No un hombre). De nuevo, para citar a Derek Hawthorne:

Si los hombres no se sintieran impulsados a hacer su marca en el mundo y probarse a sí mismos dignos de ser llamados hombres, no habría ciencia, ni filosofía, ni arte, ni música, ni tecnología ni exploración. “¡Tampoco habrían guerras, conflictos ni competición!”, los feministas y los hombres castrados refunfuñarán como respuesta. Tienen razón: no existiría ninguna de estas cosas. Y el mundo sería indeciblemente aburrido y sin color.

Pero como he dicho, nuestro mundo moderno hace virtualmente imposible que los hombres se conviertan en hombres, y los detiene con un montón de pendejadas acerca de la “sensibilidad”.

En realidad, El Club de la Pelea comienza, no con la visita de Jack a “Remaining Men Together” (Este es simplemente el momento en que él conoce hombres que expresan físicamente y externamente lo que él siente espiritualmente e internamente.), sino cuando Jack conoce a Tyler Durden. No hay necesidad para mí de decir: “¡Alerta, Spoiler!” en este punto, ya que todo el mundo en este mundo sabe que Jack descubre que Tyler es su alter ego, y que él padece de lo que los siquiatras conocen como “trastorno de identidad disociativo”. De modo que cuando Jack conoce a Tyler Durden, es realmente Tyler Durden conociendo a Tyler Durden.

El Tyler que él conoce (interpretado por Brad Pitt) es el Tyler que Jack (i.e., Tyler) tiene el potencial de convertirse en, –pero en el que no se ha transformado todavía, conscientemente: absolutamente seguro de sí mismo, fuerte, carismático, y libre en todos los sentidos de la palabra. Libre de materialismo, libre del deseo por la aprobación de otros, libre del deseo por el confort, libre del deseo de seguridad, y libre del deseo como tal (él es un lúcido,  “el que ha despertado”, un Buda. De hecho, la novela y el film hacen varias referencias al Budismo).

En el film, Jack conoce a Tyler en un avión. (En la novela, extrañamente, se conocen en una playa nudista). Pero el momento crucial viene después de que el condominio de Jack ha sido volado en añicos, después de que Jack y Tyler beben tres pintas de cerveza y están afuera de la Taberna de Lou. Justo cuando Tyler le pide a Jack que lo golpee. “No quiero morir sin algunas cicatrices”, dice Tyler. “¿Cuánto puedes saber de ti mismo si nunca has estado en una pelea?” (Cuan cierto. La mayoría de los hombres de hoy jamás han estado en una pelea, y en algún lugar de la parte trasera de sus mentes, la pregunta de Tyler les retumba.) Es así como Jack y Tyler comienzan a luchar entre ellos. Más bien, así es como Jack/Tyler comienza a pelear contra sí mismo. Pelear con uno mismo, ¿para qué?

Lo que es absolutamente brillante aquí es que tanto en la novela como en el film, se presenta este conflicto como hombre vs. hombre, para luego presentar el mismo conflicto como hombre vs. sí mismo. En ambos casos, dos personalidades están luchando por el dominio. Para entender todo esto, tendremos que hacer tres rondas con Hegel.

En la única parte que la gente puede apenas entender de la Fenomenología del Espíritu de Hegel, está lo que los académicos han nombrado la “Dialéctica del amo y el esclavo”. Hegel postula una escena originaria y fundamental, el Comienzo de la Historia, en la cual dos adversarios se confrontan entre sí en batalla, arriesgando su vida. Pero en cierto punto de la lucha, el uno cede frente al otro que no lo hace, pero quien está dispuesto a morir en lugar de rendirse. El segundo es el Amo. El que se rinde, ha ubicado el amor por la vida por sobre el honor. Él es el Esclavo. Es el Amo quien es verdaderamente humano, por ser él quien ubica un ideal (su honor) por sobre la mera vida. (Los animales no ponderan nada por sobre su propia supervivencia; no pueden concebir ideales como el honor).

En esa fatídica noche detrás de la Taberna de Lou, Jack y Tyler, como dos niños aprendiendo a pelear, llevan a cabo sus primeros pasos hacia una hombría recuperada. El punto inicial, como cualquiera podrá darse cuenta al ver la escena, es lograr que sus entumecidos cuerpos de Bonobos vuelvan a sentir algo. Nótese la forma en que ellos expresan sus sensaciones. Nótese la sorpresa en la voz de Jack cuando él dice “Wow, eso realmente dolió…” pasando por un alegre “Ahora te toca golpearme de nuevo…” hasta llegar al momento en el que ambos empiezan a golpearse entre sí. Ahora están luchando. Están un paso más cerca de esa escena originaria cuyo objeto es ver quién será el Amo y quién el Esclavo. Pero en esta primera pelea, ninguno parece emerger como el Amo. Ellos luchan entre sí y emergen como iguales.

Por supuesto, lo que realmente está sucediendo es que las dos caras del alma de Tyler/Jack están luchando entre sí. Y en el interior de su psiquis, existe realmente una lucha por el dominio. Jack ha vivido todo este tiempo como un Esclavo –un esclavo a la corporación, un “esclavo al instinto de anidación de IKEA.” “Tyler” (Brad Pitt) es su alter ego Maestro/Amo, el hombre en el que podría llegar a ser. El hombre que se ha dado cuenta de que “las cosas que posees acabarán poseyéndote” (tal vez la línea más memorable del film). Y en la parte trasera de la Taberna de Lou, el ordinario y servil Jack está dando sus primeros pasos hacia la sumisión frente a su yo superior. Pero en esta particular sumisión, no hay pena/vergüenza: él se está rindiendo a la mejor y más fuerte parte de sí mismo. En realidad, dos individuos no están luchando: uno solo lucha para convertirse en el Übermensch.

Tyler Durden es un Übermensch que busca destruir nuestra Última Utopía Masculina, que yace gorda y feliz al Final de la Historia. ¿Cómo? Recomenzando la historia al recrear esa escena originaria. Comienzo de la Historia, donde la hombría floreció primero; donde los hombres luchaban unos contra otros usando tan solo su fuerza y su voluntad. Algunos convirtiéndose en Amos y otros en Esclavos.

La sumisión de Jack a Tyler es algo complicado en El Club de la Pelea. Como todos saben, al final cuando él descubre que Tyler (Pitt) es su alter ego, él parece rebelarse en contra de Tyler en un intento de reversar sus planes y finalmente matar al mismo Tyler. Algunos interpretan esto como el “rechazo rotundo” del “fascismo amateur” fomentado por Tyler (eso es lo que afirmó el British Board of Film Classification, en todo caso). No estoy seguro. No del todo. Pero tendré más que decir sobre esto más adelante…

4. Soy el pedazo de mierda anfibia de Jack[14]

Brad Pitt como Tyler Durden

Seamos honestos: los incontables jóvenes (y en mi caso, inmaduros) hombres que han respondido con tal fuerza a este film, todos quieren ser Tyler Durden. De hecho, yo no me decido entre ser el mismísimo Tyler Durden o en ser el mejor amigo de Tyler Durden. (Después de todo, si fuera Tyler, estaría terriblemente solo. Mis Monos Espaciales me harían compañía, pero enfrentémoslo, no hay nada como la compañía de iguales.) De hecho, puedes encontrar sitios web que venden réplicas de la chaqueta de cuero roja de Tyler, de los lentes de chulo y de la camiseta “Sock it to me”. Qué triste que para algunos, convertirse en Tyler Durden signifique vestirse como él. Igual, todo es mercantilizado en nuestra cultura, incluso un ícono de la anti-mercantilización[15].

Luego entonces, ¿cómo te conviertes en Tyler Durden? Bueno, aquí es donde obviamente muchos jóvenes pueden equivocarse de manera radical, y el film y la novela han llegado a inspirar reales (y muy tontos) actos de violencia y vandalismo. Obviamente, tipos intentando probar que son Tyler. Sin embargo, en El Club de la Pelea, el camino para convertirse en Tyler Durden requiere de un Amo/Maestro. Esto se deduce, claro, de la relación Jack-Tyler (en la cual, en efecto, una parte superior de la psiquis está siendo la mentora de otra más baja e inferior). Cuando vi el film por primera vez, el “giro de la trama” realmente me molestó: yo quería que Tyler fuera real. Pero luego comprendí por qué era necesario que fuera así, y aprecié la brillantez de Palahniuk. Todos somos Jack y “Tyler” no es “alguien más”. Él es la parte más alta de nosotros. Debemos convertirnos en ello. Debemos convertirnos en quienes somos.

Sin embargo, en la realización de esto, es útil tener un Maestro espiritual. Esto toma forma cuando Jack y Tyler fundan el Club de la Pelea –y especialmente cuando el Club de la Pelea se transforma en Project Mayhem (Proyecto Caos). El culto que Tyler forma tiene un poco de entrenamiento militar, de Zen y de extravagancia skin-head. Los “candidatos” deben esperar fuera de la casa de Paper Streer por tres días y tres noches, aguantando el constante y brutal desánimo infligido por Jack y Tyler antes de que se les permita la entrada y comiencen su “entrenamiento”. Esto es algo Zen, en caso que no lo supieras. Pero, ¿en qué consiste el entrenamiento?

Bueno, pues parte de lo que sucede aquí es que Tyler está formando un ejército revolucionario y sus “Monos Espaciales” están siendo entrenados para hacer travesuras. Pero el verdadero entrenamiento es convertirse en hombre, como se sigue muy de cerca en el campo de entrenamiento. Los Monos Espaciales se raparon todo el cabello de sus cabezas (excepto por Cara de Ángel, a quien por alguna razón se le permitió mantener el suyo). Ellos abandonan todas sus posesiones con excepción de dos camisetas negras, dos pantalones negros, dos pares de medias negras, una chaqueta negra y “trescientos dólares para costearse el funeral”. La disciplina y negación es marcial. La estética resultante es puramente sacada de Romper Stomper.

Una vez dentro de la casa, sin pelo en la cabeza y uniformados en negro, los Monos Espaciales se encontrarán a sí mismos dentro de lo que podría denominarse un “anti grupo de apoyo”. La novela y el film ilustran curiosos paralelos entre Remaining Men Together y el Club de la Pelea. En un encuentro de Remaining Men Together, el líder dice “Veo a mi alrededor mucho coraje…” Tyler abre un encuentro del Club de la Pelea con las palabras “Veo alrededor” El guion denomina a todos los líderes de los grupos de apoyo simplemente como “El Líder”. En el film Jack, comentando un encuentro del Club de la Pelea (refiriéndose a Tyler), “El líder caminaba alrededor, entre la multitud, en la oscuridad.”

Pero toda la basura New Age propia de los grupos de apoyo, es desechada en el film: eso de abrir el chakra del corazón, los animales de poder, el niño interior. (El único yoga que Tyler enseña es un tipo de karmayoga, pero esa es una historia para otro momento.) Los Monos Espaciales no están siendo apoyados. Ellos están siendo destrozados. “No eres un bello y único copo de nieve,” Tyler les repite en altavoz. “Ustedes son la misma materia orgánica en descomposición que todos los demás. Todos somos parte del mismo bulto de abono.” En el típico estilo de un campo de entrenamiento, ellos son destruidos y vueltos a reconstruir; les es dada una nueva identidad que se centra en su membresía en una banda de guerreros, sirviendo una causa común. En este caso, la causa es la destrucción del mundo moderno (mi propósito, de hecho). El Club de la Pelea y Operación Caos son una recreación del clásico Männerbund germánico –viviendo al margen de la sociedad; una fuerza volátil que puede ser usada para el bien o el mal.

La forma en que El Club de la Pelea se aproxima a este proceso de autotransformación masculina es a menudo preocupantemente (e innecesariamente) nihilista. (Esto es especialmente cierto de la novela.) Tyler nos cuenta (tal y como se toma del guion original): “La superación personal es masturbación. La autodestrucción es la respuesta.” Después de que Tyler le da a Jack el beso químico (un rito de paso en este Männerbund, si alguna vez hubo uno), le dice, “Congratulaciones. Estás un paso más cerca de tocar fondo.”

Todo esto puede ser fácilmente malentendido. He conocido tipos como Jack que bebían o se drogaban hasta el olvido por su desesperación por la vida en el mundo moderno. Estaban dedicados de veras a la autodestrucción, sin ningún propósito superior. Esto es nihilismo puro. Lo que Tyler hace en realidad, sin embargo, es destruyendo esa porción de la autoimagen de Jack (y de los Monos Espaciales) que está construida sobre la conformidad a las normas de la moderna y consumista sociedad. Luchar, beber, robar, vandalismo, auto-mutilación, vivir en la basura (el entero estilo de vida Skin-head, de hecho) –todos son “tocar fondo” en los estándares de nuestro Mundo Feliz. Pero para Tyler y sus seguidores, estos son medios de auto-realización. Y estos hombres lograron transformarse en seres conscientes.

La muerte (como la castración) se encuentra constantemente en el film. Está en las personas moribundas que Jack conoce en sus grupos de apoyo (como la inolvidable Chloe: “Tengo películas pornográficas, lubricantes y nitrato de amilo en mi apartamento…”). El trabajo de Jack como coordinador de reportes en la compañía lo pone en constante contacto con la muerte. (“Aquí es donde el infante salió por el parabrisas. Tres puntos.”) Y es principalmente a través de los encuentros con la muerte que Jack y estos hombres están aprendiendo a recuperar su extraviada masculinidad. Como cuando Tyler aterroriza al empleado de la tienda de abarrotes, Raymond K. Hessel, en un esfuerzo de impresionar a este hombre para que deje su vida de complacencia y para darle un segundo nacimiento (“Mañana será el día más bello en la vida de Raymond K. Hessel. Su  desayuno sabrá mejor que cualquier comida que tú o yo hayamos probado jamás”). El mayor ejemplo de esto, por supuesto, es el accidente de auto que Tyler deliberadamente causa y que casi toma su vida (y la de Jack) y la de sus dos copilotos, los Monos Espaciales. “Acabamos de pasar por una experiencia cercana a la muerte,” Tyler dice después. Una frase muy significativa.

La mayoría de la gente no se propone vivir estas experiencias a lo largo de sus vidas. A fin de cuentas, eso es algo muy bueno. (¿Cuánto te gustaría haber estado en el mismo carril en contravía de Tyler?) Más bien esto es simplemente el tipo de cosa que el destino le hace a la gente de vez en cuando, y que tiene el efecto beneficioso de poner una vida de mierda en perspectiva y hacer de uno un hombre más fuerte. El problema es que el mundo moderno minimiza las probabilidades de rozarnos con la muerte, de “experiencias cercanas a la muerte”. Todo tiene que ser hecho “seguro” para que Mami no se tenga que preocupar. La toma de riesgos por los hombres jóvenes es criticada y a menudo castigada institucionalmente con cierta rigidez inhumana, como si ser un niño en sí mismo fuera un crimen. Es por esto que Tyler tiene que romper las reglas y acercarnos a la muerte para que podamos aprender a vivir. El efecto en quienes lo rodean es dramático.

Jack nos cuenta que “Después del Club de la Pelea, el volumen del resto de tu vida baja. Puedes enfrentar cualquier cosa.” Jack dice esto (en voz en off) en el trabajo mientras lidia con su estúpido jefe. Y en una línea que no aparece en la versión final del film, él agrega “Las personas que solían tener poder sobre ti, ahora tienen cada vez menos.” Como Jack, la mayoría de los hombres que pertenecen al Club de la Pelea llevan una doble vida, con un pie puesto en el mundo moderno y el otro en el primitivo mundo masculino de Tyler Durden. “Incluso si pudiera decirle a alguien que acaban de tener una gran pelea, no estaría hablando con el mismo hombre. Quien fuiste en el Club de la Pelea no es quien eres en el resto del mundo. No has estado tan vivo en ningún otro lado tal y como lo has estado allí. Pero el Club de la Pelea solo existe entre las horas en que el Club de la Pelea comienza y en la hora en que el Club de la Pelea termina.”

Tyler fabrica jabón, pero su principal negocio es fabricar hombres. Y los hombres son hechos con desafíos al espíritu, no por medio de pesas y máquinas. “Me sentía mal por todos los tipos metidos en gimnasios, intentando verse tal y como Calvin Klein y Tommy Hilfiger dicen”. Parados en el bus, Jack y Tyler miran un anuncio de modas que muestra uno de esos tipos brillantes sin pelo. “¿Es así como se ve un hombre?” Jack le dice a Tyler burlonamente. En justo ese momento, un peludo trasero de manteca se pasa rudamente a la parte trasera del bus y empuja a Jack y Tyler mientras lo hace. Esta es una inclusión deliberada por parte de los cineastas. ¿Por qué Jack no reacciona? ¿Por qué no se burla de este H.D.P. (S.O.B., en inglés)? ¿Por qué no pelea con él? Respuesta: él no tiene ya nada que probar. Él no es más un “niño de treinta”. Es un hombre ahora.

5. Soy el arbusto ardiente de Jack.

La membrecía en el Männerbund del Club de la Pelea le confiere significado hasta a los más mundanos aspectos de sus vidas. Jack dice, “El Club de la Pelea se volvió en la razón para cortarte el cabello y limarte las uñas.” Hasta el jabón adquiere un significado espiritual: “El primer jabón fue hecho de las cenizas de héroes. Como los primeros monos enviados al espacio.” Sus vidas han adquirido un propósito, el cual contextualiza todo lo demás y le da un significado: todo se vuelve significativo simplemente por ser algo que uno hace como un medio para alcanzar el fin de …

¿Cuál es exactamente ese fin? El Club de la Pelea parece formarse por sí solo –aparentemente sin Jack/Tyler ni cualquiera de los otros hombres involucrados parecían estar al tanto de que tuviera algún propósito especial o superior. Era solo el Club de la Pelea. Era una respuesta a una necesidad que todos estos hombres sentían vagamente. “Estaba justo en frente de todos. Tyler y yo solamente lo hicimos visible. Estaba en las lenguas de todos. Tyler y yo solamente le dimos un nombre.” Pero el Club de la Pelea tiene una lógica por sí mismo, una lógica que nadie domina y que nadie (como al final resulta) puede controlar. Porque, ya sea que estos hombres se den cuenta o no, la formación del Club de la Pelea es el rechazo al mundo moderno.

Ellos recuperaron su hombría y el siguiente pensamiento fue “¿ahora qué?” No puedes lograr tal transformación psíquica y mantenerla confinada a un sótano para siempre. La manera en que el Club de la Pelea tenía que salir de ese sótano era logrando algo en éste mundo (es decir, la destrucción de este mundo, la resucitación de la historia). “El Club de la Pelea fue el comienzo,” dice Tyler. “Ahora, ha salido del sótano y hay un nombre para ello –Proyect Mayhem (Proyecto Caos)”.

Tyler dice, “Nuestra gran guerra es una guerra espiritual.” Él quiere decir, claro, que la suya es una guerra para salvar sus almas de la corrupción moderna. Sin embargo, las cosas en  El Club de la Pelea son “espirituales” en otro modo. Hay innegablemente una dimensión religiosa a estos procederes. En la superficie, sin embargo, hay un rechazo de la religión, un rechazo a Dios. Tyler le dice a Jack:

Nuestros padres fueron nuestros modelos de Dios. Si nuestros padres nos abandonaron ¿qué dice eso de Dios? Escucha lo que tengo para decirte. Tienes que considerar la posibilidad de que no le agradas a dios, de que nunca te quiso tenerte. Probablemente te odia. Pero no es lo peor que puede suceder. No lo necesitamos. Que se joda la maldición. Que se joda la salvación. Somos los hijos no deseados de Dios.

Superficialmente, uno puede decir que El Club de la Pelea es ateística e incluso nihilista (o al menos pesimista a la manera Schopenhaureniana). Recuerda, eres “la  misma materia en descomposición como todo lo demás”, y somos “todos parte del mismo bulto de abono”. Brevemente, somos solo carne; nada especial. Sin alma; sin significancia cósmica. Pero claro, si retrocedemos un poco de toda esta retórica y vemos a Tyler y los hombres que él crea, podremos ver fácilmente que estas palabras son, simplemente, falsas.

Recuperando el thumos, luchando por un ideal nos convertimos en más que mera “materia orgánica”. Nos empezamos a diferenciar de los animales y actualizamos en nosotros una pequeña pieza de algo que los Dioses también tienen. Esta es la razón por la cual, virtualmente todos los filósofos desde Aristóteles, pasando por Hegel hasta Nietzsche han visto a los humanos como seres sobrenaturales, mitad bestias y mitad dioses. Es por esto por cómo en la mitología germánica –nuestras sagradas escrituras, amigos—los seres humanos son creados de las cenizas y del olmo cuando los hermanos Odín, Vili y Ve, les confieren a estos, respectivamente, el odhr (equivalente al thumos), la voluntad y la disposición para la trascendencia (i.e., la que es a menudo llamada “espiritualidad”).

Las palabras de Tyler no deben ser tomadas literalmente como la metafísica de El Club de la Pelea: una metafísica existencialista de insignificancia cósmica. Él dirige estas declaraciones a Jack y a los Monos Espaciales como parte de su “entrenamiento”; parte de hacerlos pedazos para volverlos a reconstruir. Reconstruirlos involucra, como he dicho antes, actualizar su thumos. Pero el thumos es siempre dirigido hacia algún ideal. En este caso, el ideal es su propia masculinidad/hombría/virilidad. El objetivo del Proyecto Caos es la destrucción del mundo moderno –pero lo que pone a los Monos Espaciales en ese curso es la (correcta) percepción de que el mundo moderno atrofia y denigra su masculinidad[16].

No hay que equivocarse: hay una dimensión religiosa del Club de la Pelea. Lo que Tyler y los Monos Espaciales están adorando es la masculinidad en sí misma. Sé que esto puede parecer peculiar e incluso, para los tipos que fuman Newports, sospechosamente “gay”. Así que déjeme explicarle. Como mínimo, la religión implica siempre la orientación hacia un ideal que siempre permanece fuera del alcance, que nos hala y causa en nosotros la necesidad de esforzarnos cada vez más. Pero eso es lo que la masculinidad/hombría/virilidad es para los hombres. Como he dicho anteriormente, para las mujeres la feminidad es un estado del ser. Para los hombres, la masculinidad es un ideal para alcanzar y mantener.

Incluso los hombres más confiados en su masculinidad buscan siempre nuevos retos, nuevas formas de expresar su masculinidad y de evitar cualquier cosa que disminuya su hombría a los ojos de ellos mismos o de otros (como cualquier cosa hecha por esa compañía Bonobos). Los hombres admiran la hombría en otros y eso los inspira. Cuando Jack le pregunta a Tyler con qué personaje (vivo o muerto) le gustaría luchar, él responde que con “Hemingway.” ¿Por qué? Debido a que Hemingway es un ícono de la más dura[17] masculinidad. Si puedes vencer a Hemingway, pues…

La masculinidad es jerárquica y vertical: los hombres están siempre tratando de ascender en la escala social. Esta apunta hacia arriba, hacia un ideal para ser alcanzado en el hombre. La feminidad es horizontal: irradiando calidez y cuidado a todos alrededor y produciendo otros a los cuales calentar y criar. Las mujeres siempre nos están gritando para que nos bajemos de esa dura escalera antes de que rompamos nuestras nucas. (Pero tiene que ser de esta manera. Siempre lo ha sido así y siempre lo será.)

Todas las religiones han sido “creadas” por el hombre, y tengo la teoría, en formación, de que todas las religiones son solo maneras encubiertas en las cuales los hombres se adoran a sí mismos. No quiero decir que Tom, Dick y Harry estén adorando a Tom. Quiero decir que ellos están adorando lo que ellos podrían llegar a ser y están llamando a ello Dios. Hay una razón por la cual Dios es Él, El Señor, Nuestro Padre. Es la misma razón por la cual “virtud” viene de “vir” –una raíz indo-europea que significa “propio del hombre” (de ahí también viene “viril”). ¿Has mirado alguna vez el lingam? Dios, Allah, Shiva, Mithras, lo que sea, no son solo hombres, son Los Hombres[18]. Tyler simplemente está siendo más honesto cuando nos dice “Ustedes son la mierda cantante y danzante del mundo.” (Jesús fue un tipo también, pero Tyler podría partirle el culo.)

Hay grandes alusiones religiosas en El Club de la Pelea. Los asuntos son descritos en términos religiosos tanto en los diálogos como en las descripciones del guionista. (En cuanto a la novela, no podría decir nada porque hace mucho tiempo que la leí que no recuerdo.) En una de las narraciones que Jack hace de una de las noches en el Club de la Pelea, él dice, “Sus gritos histéricos eran en lenguas, como en una iglesia pentecostés. Después, todos nos sentimos salvados.” Cuando Jack se reencuentra con Bob después de un largo período de separación, Bob le cuenta que se ha unido al Club. “Una intensa mirada de renacido fervor sale del rostro de Bob”. Después de que Jack y Bob salen del Club de la Pelea una noche, el libreto dice “Ambos sonríen con una serenidad religiosa”.

Por supuesto que Bob se convierte en el primer mártir del Club de la Pelea, y un ritual religioso nace con su partida: miembros del Club de la Pelea a lo largo y ancho del país se agrupan en secreto y cantan en coro “Su nombre es Robert Paulson. Su nombre es Robert Paulson. Su nombre es Robert Paulson…”

6. Soy el pánico gay de Jack.

Ahora hemos llegado a la parte que incomoda a muchos amantes de El Club de la Pelea. Chuck Palahniuk es gay.

Lo interesante de esto, sin embargo, es que en contraste con la mayoría de los escritores gay que han hecho sus carreras del hecho de serlo, Palahniuk realmente parece no querer que la gente lo sepa. Él dejo que un periódico en 1999 hiciera un perfil de él diciendo que tenía una esposa y que “no estaban planeando tener hijos.” De hecho, él ha estado y está viviendo con un compañero. En 2003, Palahniuk concedió una entrevista a Entertainment Weekly, para darse cuenta después que el reportaje solo intentaba “sacarlo del closet”. Palahniuk se fue lance en ristre contra la revista y tiempo después declaró admirablemente, “De todas las cosas que hablamos, todas parecían resumirse en, ‘¿dónde pones tu pene?’ Me sentí tan enfadado que yo no pudiera ser un ser humano y que al parecer lo único interesante de mí fuera este aspecto de mi persona.” (Esto opaca a Jack Donovan, quien denuncia lo gay como “sexualidad como etnicidad” y cuestiona “¿Por qué debería yo sentirme más identificado con una cantante lesbiana que con hombres [heterosexuales] de mi misma edad y que comparten mis mismos intereses?”)

La cita anterior es sacada de una entrevista que Palahniuk le concedió a The Advocate (¡ugh!). Lo interesante, sin embargo, es que justo después de encontrarse con el reportero, Palahniuk abruptamente canceló su sesión fotográfica y se negó a cooperar con la revista. Parece obvio que él no está del todo cómodo con que la gente sepa que es gay. Él afirma parte de sus razones en la entrevista con The Advocate: “Conozco personas que han hilado su nacionalidad, su sexualidad o su raza; pero que después de unos pocos libros se encuentran limitados por estos. Se encuentran a sí mismos encasillados, documentando el miso pequeño aspecto de sus ser una y otra y otra vez.”

Pienso que hay otra razón no dicha de por qué Palahniuk inicialmente ocultó su orientación sexual. Él temía que sus fans, hombres jóvenes, conocieran de su sexualidad y le echaran otro vistazo a El Club de la Pelea, su obra maestra, tomaran un sorbo de su cerveza y con la boca llena murmuraran “Parce, ¡esto es gay!”

Enfrentémoslo. Si empiezas a buscar algo “gay” en El Club de la Pelea, lo vas a encontrar. Y en gran cantidad. Todos esos pechos desnudos, en especial el de Brad Pitt (hey, ¿por qué tiene que ser una regla del Club de la Pelea el que tienes que estar sin camisa?). Todos esos “lazos masculinos.” Y –¡ugh!—esa escena en la cual Jack ve a Tyler tomar un baño y Tyler dice, “Somos de una generación de hombres criados por mujeres. Me pregunto si otra mujer es verdaderamente la respuesta que estamos necesitando.” ¡Santo Dios! ¡El Club de la Pelea está tratando de torcernos a todos!

Es hora de calmarnos, ya que todo este “pánico” no es más que un producto de su fértil imaginación. Cuando Tyler dice, “Somos una generación de hombres criados por mujeres”, él hace alusión al hecho de que muchos jóvenes de hoy han crecido ya sea sin padres, o con padres que son ineficaces o que están ausentes la mayor parte del tiempo[19]. (Recuerde: “Nuestros padres fueron nuestros modelos de Dios. Si nuestros padres nos abandonaron, ¿qué quiere decir eso de Dios?”). Es así que fueron criados y dominados por mujeres. Como he aludido anteriormente, este mundo moderno es, en gran medida, un mundo dominado por las preferencias de la mujer, en las cuales se les pide a los hombres que “redefinan” su masculinidad en orden de satisfacer las preferencias de ellas. “Los niños treintañeros” de este mundo, como Jack, han crecido caprichosos, inexpertos y espiritualmente vacíos, aguantando escuelas que tienen que drogarlos para hacer que se sienten quietos en sus puestos, para que puedan conseguir empleos que se lleven los mejores años de sus vidas sin ofrecerles nada a cambio, salvo los medios para procurarse símbolos de estatus.

¿Cuál es la solución a esto? Naturalmente, muchos de estos chicos piensan que es cohabitar con una mujer. Al menos conseguirán sexo con regularidad y algo de compañía y –¿quién sabe?—tal vez un poco de amor. Pero esto es una trampa. Todos necesitamos amor, pero esto no enfrentará el desprecio que sentimos por nosotros mismos. Amancebándose en otra mujer e intentando satisfacer sus necesidades no convertirá a ese niño treintañero en un hombre de verdad. Es por esto por lo que Tyler se pregunta si “otra mujer es en verdad la respuesta que estamos necesitando”. (Cualquiera que seriamente piense que esto significa “salgamos y tengamos sexo gay” es tan estúpido que ni siquiera merece El Club de la Pelea.)

En cuanto a la rampante falta de camisas, el Club de la Pelea especifica sin camisas (ni zapatos) por, básicamente, las mismas razones que vemos esto en el boxeo y en MMA. Si hay algo “gay” respecto del Club de la Pelea, luego entonces también hay algo “gay” en la UFC.

No falta que haya gente autoproclamada “inteligente” que podría llegar a decir que hay algo gay respecto de la UFC. Estos son los mismos imbéciles Políticamente Correctos que quieren manipular el significado de los géneros y que están inflados de la hermenéutica Lacanio-Freudo-Frankfurtiana de la sospecha, los mismos que anunciaron años atrás que Abraham Lincoln era gay porque cuando era pobre tenía que compartir cama con otro hombre. Estos imbéciles ven El Club de la Pelea como “homoerótica” o latentemente homosexual. Quieren arruinarla para nosotros los hombres, precisamente porque El Club de la Pelea tiene tal potencial para despertarnos.

Son de la misma gente que nos implantaron el “abrazo de hombres.” Son de los mismos que han trabajado en destruir toda institución principalmente dominada por hombres y toda actividad masculina. Son de los que introdujeron a las mujeres a la Ciudadela y demandaron a los clubes exclusivos para hombres. Lo que no han podido destruir por medio de la infiltración y del litigio, lo han deshecho sembrando las semillas de la sospecha y de la inseguridad. (“¿Es gay?” “¿Fue eso gay?” “¿Es él gay?” “¿Soy gay?”)

Los lazos masculinos involucran, en varios momentos, la competición, la fanfarronería, la ostentación, la jactancia, el orgullo, trabajar juntos, sufrir juntos, inocente cercanía física y afecto inocente. Al contaminar todo esto con el terror de la “latente homosexualidad”, ellos (usted sabe quiénes son) han destruido virtualmente los vínculos y lazos masculinos en occidente, lo que es una tragedia de épicas proporciones, ya que la formación del Männerbunde (de varios tipos) es absolutamente necesaria no solo para la supervivencia de una nación, sino para su excelencia. Son las bandas de hombres las que protegen el futuro, la supervivencia biológica de la raza, a las mujeres y a los infantes. Y es en los grupos de hombres –sobre todo—donde las sublimes virtudes del coraje y la lealtad se manifiestan y nos hacen dignos de sobrevivir.

¿Hay algo “homoerótico” respecto de los lazos masculinos y respecto del Club de la Pelea? Las cosas solo parecen “eróticas” a aquellos que las encuentran eróticas. La vinculación masculina y el Club de la Pelea son eróticos, pero solo para los (perdóneme) maricas. Notoriamente, los lazos masculinos –en todas las bandas de hombres y en todos los ambientes masculinos (colegios masculinos, prisiones, embarcaciones, etc.)—algunas veces conllevan a la actividad sexual entre hombres. El Ejército solía tener la política de “sé reina por un día,” que reconocía que a veces hombres con las hormonas sobresaltadas van a, bueno, usted sabe… y no deberían ser necesariamente castigados por ello porque es casi siempre un cuento de una sola vez. Por supuesto, culturas antiguas como la espartana o samurái no tenían problemas morales con que los hombres formaran lazos sexuales, y en algunas formas hasta lo fomentaban. Pero no era “gay”. Hay una diferencia radical entre los trescientos espartanos y las mariquitas radicales que pululan en los desfiles.

El “estilo de vida gay” es una invención moderna, no una categoría atemporal. Palahniuk no tiene nada que ver con ese “estilo de vida” y mucho menos es definido por ello. Lo importante para los fans de El Club de la Pelea es entender que aunque Palahniuk haya acogido incómodamente ese odioso término auto-definitorio “gay”, y aunque haya cometido el error de hablar con la odiosa revista Advocate, él es definitivamente un escritor “no gay”. Por lo que no hay nada “gay” respecto de El Club de la Pelea. Es un libro escrito para todos los hombres.

7. Soy el ánima de Jack.

Una clara e importante razón para pensar en por qué el Club de la Pelea no es “gay” es la central importancia de un personaje que hasta ahora no he mencionado: Marla Singer.

La actuación en el Club de la Pelea es de hecho muy buena. Brad Pitt –un actor subvalorado—es perfecto como Tyler. (Después de que has visto el film, ¿es posible imaginarse a otro en el papel?) Y Edward Norton es verdaderamente bueno también.

Helen Bonham Carter como Marla Singer

Mi opinión está dividida: realmente creo que la mejor actuación viene de Helena Bonham Carter como Marla. En primer lugar, Bonham Carter hace del personaje mucho más interesante a como es en la novela. La Marla Singer del film no solo es fascinantemente divertida y genuinamente graciosa, también sientes compasión y empatía por ella. Mi corazón se detiene por la pobre Marla en una forma en que no lo hace por Jack (con quien me identifico de cierta manera) o ni por Tyler (quien es admirable, pero quien no inspira simpatía).

En la primera escena del film, Jack (en narración en voz en off) dice que de repente tuvo la realización de que todo lo que ahora le está sucediendo (la “demolición controlada” de Tyler, etc) “tiene algo que ver con una chica llamada Marla Singer.” El lenguaje es mucho más fuerte en el guion original y en la novela: “De cierta forma, me he dado cuenta que todo esto… es realmente acerca de Marla Singer.” ¿Acerca de ella?

Como he argumentado, El Club de la Pelea tiene todo que ver con la recuperación (o la revitalización) de la masculinidad. He argumentado que la hombría es alcanzada a través de la orientación hacia un ideal por el cual luchamos para actualizar, preservar o proteger. Pero no podemos perder de vista el hecho de que el hombre es la mitad de un par, y esa parte de ser un hombre es definida en relación a una mujer. Para serles franco, dado que estamos entre hombres, hay algo innegablemente misógino acerca del ideal de la masculinidad. Los feministas tienen un poquito de razón. En parte, definimos lo masculino como lo que no es como una mujer. El grado al cual un hombre es “afeminado” es el grado en el cual él ha fallado en ser un hombre, el grado en el cual él es despreciable como hombre.

No todos los hombres piensan de esta manera, tan solo el 99.9% de ellos. Tal vez no deberían pensar así, pero nunca va a cambiar. Los feministas imaginan que están haciendo algún progreso en reeducar a los hombres. En realidad, los hombres solo fingen que piensan de la manera en que los feministas quieren que lo hagan, por la misma razón por la cual los hombres han pretendido estar de acuerdo en las demás pendejadas que se les han ocurrido a las mujeres: ellos quieren llevarse bien con ellas, que les hagan la comida y que les den sexo regularmente.

Aunque los hombres conscientemente se definan a sí mismos en contraposición a las mujeres y a lo femenino, ser un hombre involucra también lograr una relación positiva con estas. Poniéndolo en términos más suaves, esto requiere un delicado balance. Las mujeres están más fuertemente atraídas a los hombres fuertes y masculinos que no están totalmente absorbidos por ellas y que quieren lograr algo más en el mundo. En parte, es porque ellas ven tales “machos alfa” como seres capaces de protegerlas a ellas y a su descendencia. Claro, una vez que una mujer ha atrapado un hombre así, ella usualmente hace el trabajo extra de intentar pararlo antes de que tome riesgos; algo que, más a menudo de lo que se piensa, él es cómplice de esto –y tiene una muerte falsa, empieza a resentirla y a soñar cómo podría haber sido. Igual, ella termina sintiendo desprecio contra él, porque él falló en decirle que no (aunque ella nunca esté consciente de esto).

Por su parte, el hombre quiere una mujer en la que él pueda confiar que le sea fiel. Simplemente, él quiere un poco de seguridad de que los niños que estará criando serán los suyos.  El signo primario de la fidelidad que él busca es devoción: él quiere una mujer que realmente crea en él por sobre todas las demás cosas; quien crea en él, en su misión y en su habilidad de lograrla. Él quiere, en cierta forma, ser adorado. Si un hombre es capaz de encontrar una mujer como esta y aún así perseguir su misión en la vida, él se convierte en el hombre más feliz y más realizado de los hombres. Esto es porque las fuerzas equivalentes y a veces antagonistas de su naturaleza han –por medio de la alianza con la mujer ideal—alcanzado la armonía entre su impulso por luchar por alcanzar un ideal y su impulso de reproducirse. Tal hombre ha encontrado una manera de formar una familia y de seguir sus ideales, al alinearse con una mujer, cuya devoción realmente alimenta su viaje por su ideal.

Tal y como Derek Hawthorne lo expresa en su ensayo acerca del film Storm over Mont Blanc:

Sin una mujer, un hombre carece de la sensación de estar con los pies en la tierra. Los hombres tienden a estar tan enfocados en hacer que pierden de vista el ser. Su búsqueda por alcanzar su propósito en la vida se convierte en algo frío y estéril. En últimas, sin un hogar, ni un corazón ni una mujer a la cual regresar por sustento, se queman a sí mismos en el camino. Tienen una sensación de vacío y caen en la desesperanza.

El Männerbund existe en un estado constante de tensión con la sociedad. Tiene tanto el potencial de proteger y preservar la sociedad en la cual emerge, como puede ser algo salvaje, volátil y transgresivo. En últimas, sus miembros, para sentirse realizados como hombres, deben crear un balance entre la devoción que tienen entre sí y el deseo por una mujer y una familia. Estas dos cosas pueden coexistir, pero para que un hombre logre que funcione, tiene que superar la influencia de sus camaradas, quienes siempre lo estarán incitando a una aventura en lugar de verlo “subordinado a su mujer”[20]. Igualmente, él debe resistir la influencia de su mujer, la cual intentará (a menos que ella sea realmente excepcional) siempre sabotear la relación que tiene él con sus camaradas. Él debe aprender a decirles “no” tanto a los unos como a la otra, aunque decírselo a su mujer sea más difícil.

La relación que Jack sostiene con Marla dramatiza esta dinámica. ¿Pero quién es Marla?

Ella es una vagabunda sin afecto, al igual que Jack. Ella es el retrato que hace Palahniuk de la mitad femenina del moderno hombre que ha tocado fondo[21]. Como tal, ella es muy diferente de Jack. Jack responde a la emasculación moderna haciendo algo al respecto. Él divide su personalidad en dos, haciendo que su potencial de autorrealización masculina tomara[22] la forma de “Tyler Durden.” Y luego él y esa manifestación más alta de su ser crean el Club de la Pelea, el cual luego se transforma en un movimiento revolucionario.

La respuesta de Marla a la emasculación moderna es algo diferente. Teniendo nada que pueda ser emasculado, ella no puede, obviamente, responder a nuestro moderno predicamento en el mismo modo en que Jack lo hace. Ella está, a falta de un mejor término, “insatisfecha”. Y esto es consecuencia principal de la emasculación de los hombres que la rodean. Como dije anteriormente, cuando las mujeres consiguen que todo se haga a su manera y logran que los hombres dejen de tomar riesgos y empiecen a jugarla suave, ellas consiguen lo que quieren –pero terminan sintiendo desprecio por sus hombres, y empiezan a sentir que algo les falta a sus vidas.

Ese hogar en el que creciste y en el cual Papá abandonó sus sueños para hacer feliz a Mamá, comenzó a jugar el juego de ella y a pintar soldaditos de plástico en su refugio masculino[23] –que era el microcosmos de lo que hoy es el macrocosmos. Vivimos en el mundo de la mujer, donde el Hombre ha respondido con un histórico “¡Sí, querida!” a la Mujer. Y ahora, Mujer es Marla: amargada, a la deriva, adictiva, autodestructiva, promiscua[24], llorona y a la espera. A la espera de algo o de alguien al cual entregarse a la manera en que lo hace una desaliñada y malgastada princesa que está encerrada en una torre. Sola está ella, encerrada en este mundo por ella misma y denunciando a la llave que puede liberarla como su “opresora”.

Jack es un pesimista. No un nihilista. Su desesperanza lo lleva a intentar cambiar el mundo. Marla, por otro lado, es la verdadera nihilista. Ella nunca se gradúa de ser una turista en los grupos de apoyo. Ella simplemente está a la espera de la muerte. Toda su vida es un gran “grito de ayuda”, tipificado en su sobredosis de Zanax.

Es esa sobredosis la que realmente acerca a Jack y Marla. En su modo “Tyler”, él fornica a Marla repetidamente y, en palabras de ella, él es extremadamente bueno en ello. Ella parece necesitar esto con muchas ganas, pero lo que ella realmente quiere y lo que realmente la satisface es simplemente estar con Jack, por quien ella comienza a preocuparse realmente. (Las mujeres no son buenas en el sexo casual. Ellas quieren formar lazos con sus compañeros sexuales. Es por esto por lo cual las mujeres son las verdaderas víctimas de la revolución sexual). El verdadero pathos es introducido a la historia, por supuesto, en el hecho de que Jack siga volviendo en sí, en Jack, y siga sacando a Marla de la casa. Este es el “lado amoroso” de El Club de la Pelea.

Lo que hace que nos preocupemos por la historia y por los personajes mucho más. ¿Por qué? Bueno, pues no queremos ver a la pobre Marla herida. Pero también queremos ver que Jack “se junte” con ella. Cuando miras el film por primera vez y no sabes que Jack es Tyler, piensas que Jack está secretamente enamorado de Marla (y tal vez ella de él) y esperas que Jack se despabile y reclame a Marla como suya, lejos del cruel Tyler. Cuando vez el film de nuevo, sabiendo del giro que este da, un tipo diferente de suspenso te toma: esperas que Jack se dé cuenta que él es Tyler y de que él se ha estado cogiendo a Marla todo este tiempo, y quieres que él se despabile antes de perder a Marla por completo.

De nuevo, ¿por qué? Porque sabes que Jack, como hombre, no puede estar satisfecho únicamente con el Club de la Pelea. Él necesita a Marla. Pero para que el que un hombre tenga una mujer y que esto signifique algo (y el ser tenida signifique algo para ella), un hombre debe ganarse a la mujer por medio de sus cualidades masculinas. El Club de la Pelea se vuelve un medio para conquistar a Marla. Es Tyler hacia quien ella se siente atraída, pero Tyler es simplemente el masculino y confiado alter ego de Jack. Marla es inicialmente atraída a Jack en los grupos de apoyo, porque ella ve que ambos son almas perdidas. Pero es solo cuando él se convierte en Tyler Durden, que ella comienza a sentirse ligada a él.

Transformándose en Tyler Durden, Jack se convierte en hombre, y por esto atrae, repara y redime a la Mujer dañada. O al menos así parece al final, en el momento en que Jack y Marla se toman de las manos mientras ven los edificios estallar y colapsar a su alrededor.

Al final, Jack no mata a Tyler Durden. Esa es una malinterpretación. “Tyler Durden” simplemente deja de existir como una identidad disociada y separada. Jack se convierte en Tyler. Nótese en lo que sucede en el film inmediatamente después de que Tyler se dispara a sí mismo y “mata” a Tyler. Nótese la autoridad con la que dirige órdenes a los Monos Espaciales. Él ya no les está gritando, tratándolos como si fueran locos, tratándolos como adversarios. Cuán calmo mira los edificios desplomarse. La parte más baja e inferior de su psiquis, “Jack” no quería esto. Ahora ha sucedido. Y parafraseando a Nietzsche, él debe convertirse en un Dios, simplemente para ser digno de sus obras. Él debe adueñarse de todo lo que “Tyler” ha dicho y hecho.

8. Soy la blancura implícita de Jack.

Desde que el film salió a las carteleras en 1999, la gente se ha debatido sobre la pregunta de si el film, o al menos la organización mostrada en él es “fascista”. ¿Es El Club de la Pelea fascista?

La respuesta es: Si.

El Club de la Pelea y el club de la pelea son ambos fascistas. El film y la organización que retrata (después, Proyecto Caos) son ambos implícitamente fascistas. Ahora, para repetir: No me importa en lo más mínimo lo que Chuck Palahniuk o cualquiera relacionado con el film hayan dicho sobre él. La organización en el film es claramente fascista y el film, cualesquiera hayan sido las intenciones de los cineastas, es el argumento más convincente e inspirador en pro del fascismo que haya visto jamás. (Es más convincente que El Triunfo de la Voluntad, la cual meramente nos muestra cuán felices y cuán bien vestidos estarán todos después de que el fascismo se haya consolidado –pero no le da a los desinformados ningún sentido de por qué su consolidación es necesaria.)

En los términos más esenciales, el fascismo es la idea de que el Männerbund debería gobernar. El Club de la Pelea es la formación del Männerbund. El Proyecto Caos es la inevitable conclusión a la que llegan los hombres del Männerbund una vez que han despertado: que son ellos quienes deben gobernar. En el fascismo de la vida real, esos hombres han sido movidos por el deseo de usar su thumos para proteger a su gente, su tierra y su cultura.

El problema con el fascismo de El Club de la Pelea yace en que no es del todo claro el que los Monos Espaciales canalizarán su thumos en esta dirección. Y la razón de mis dudas sobre esto tienen que ver con un asunto importante, algo que aquellos de nuestro tipo encuentran desagradable acerca del film y que de otra manera lo amarían: El Club de la Pelea/Proyecto Caos es retratado como “racialmente diverso”. No puedo recordar si así es como es mostrado en la novela o no. (Por favor, no me molesten con esto, chicos: simplemente no he tenido el tiempo de releerla.)

El fascismo de El Club de la Pelea es claramente no racialista ni Nacional Socialista (a pesar de que el jabón hecho de la grasa humana parezca ser una referencia siniestra a uno de los mitos que hay de los Nazis). El fascismo de El Club de la Pelea es esencialmente Tradicionalista y vagamente anarco-primitivista. El Proyecto Caos (Proyect Mayhem) tiene tres fines:

El primero es destruir los símbolos del capitalismo americano y de la degeneración cultural: explotando el arte corporativo, destruyendo una franquicia de cafeterías, dándole laxantes a las palomas para que se caguen en un estacionamiento lleno de autos de lujo, etc.

Segundo, destruir los medios por los cuales los americanos se distraen y se alienan a sí mismos: destruyendo computadores, borrando videocintas, destrozando antenas de televisión, etc.

Tercero, y más importante, destruir la estructura financiera de los Estados Unidos (del mundo, en realidad) al destruir los cuarteles de las compañías de tarjetas de crédito y blancos similares.

En adición a los anteriores, también llevan a cabo uno que otro pequeño acto de vandalismo, como “desmontar fuentes” y construir una “catapulta de excremento”.

¿Con qué fin? Bueno, Tyler nos da una clara visión del futuro que quiere construir en una de las más famosas escenas de El Club de la Pelea:

En el mundo que veo –ustedes están persiguiendo a los alces a lo largo y ancho de los bosques que están alrededor de las Ruinas del Centro Rockefeller. Ustedes llevaran ropas de cuero que les durarán toda su vida. Escalarán las enredaderas que envolverán la Torre Sears. Verán pequeñas figuras machacando maíz y colocando piezas de carne de venado en los carriles vacíos de la autopista.

Nuevamente, el fin de Tyler es recomenzar la historia: destruir el capitalismo, la globalización, la tecnología, la cultura del consumo, las divisiones de clase, etc. ¿Se ha dado cuenta él de que una vez que regresemos al estado semi-primitivo que él suela, las divisiones serán dibujadas de nuevo por las líneas étnicas y raciales y serán sentidas más marcadamente que antes? Tyler puede estar consciente de esto, pero Palahniuk y los cineastas ciertamente no lo están.

Sí, el Club de la Pelea y el Proyecto Caos son racialmente mixtos. Sin embargo, una cosa que creo que la audiencia no reconoce es que de hecho ellos se vuelven más blancos a medida que el film avanza. A lo que me estoy refiriendo es al maquillaje racial de los Monos del Espacio que viven en la casa de Paper Street (Calle Papel).

Varias cosas me incomodan respecto del Club de la Pelea. Una es ese pingüino animado. Pero una de las que más, es ese asiático de pelo largo con aspecto de marica quien está intentando constantemente actuar “macho” y que aparece en unas escenas dentro del sótano de El Club de la Pelea. Aparto mis ojos cuando aparece en pantalla (de la misma forma como aparto mi mirada en la escena en que Jack desfigura el pobre rostro de Cara de Ángel). También hay algunos negros en las escenas del Club de la Pelea, uno de los cuales tiene una breve línea. Cuando llegamos a la casa en Paper Street, esta es abrumadoramente blanca. Una cosa es llenar las cuotas de la variedad racial una o dos veces por semana en el sótano de alguien. Otra cosa muy diferente es tratar de vivir con ellos.

Todos estamos más cómodos con los que son de nuestra propia especie. Y lo que vemos en la casa es casi enteramente un montón de fornidos y blancos Monos Espaciales. Un negro es visto brevemente en un par de escenas. No tiene parlamento y si parpadeas, lo pierdes, para no extrañarlo. También, en la pantalla por un milisegundo, en lo que parece ser un asiático, ahora con el pelo corto (puede ser un asiático completamente –¡pero qué diablos! No puedo ver la diferencia). Todas las escenas claves en la casa –especialmente la escena en la cual el cuerpo sin vida de Bob yace –están dominadas por actores blancos. Es como si la producción se hubiera dado cuenta subconscientemente que una verdadera mixtura racial en esa casa sería simplemente no plausible. La Compañía de Jabón de la Calle Papel (The Paper Street Soap Company) es implícitamente blanca.

Hay mucho en el film que parece hablarle directamente a los blancos. Cuando Tyler le dice al Club de la Pelea que ellos son una “entera generación trabajando en gasolineras y sirviendo mesas; o que son esclavos de cuello blanco”, yo pienso en chicos blancos.

Pienso en todos esos muchachos de la clase trabajadora que no pueden encontrar un trabajo decente porque los buenos trabajos han sido llevados al otro lado del charco y han sido entregados a esclavos no blancos asalariados. Aún peor, todos esos muchachos que no pueden encontrar trabajo porque en casa éstos están siendo dados a alienígenas –inmigrantes extranjeros cuyos “derechos” son defendidos por los mismos que se sienten libres de contar chistes acerca de tipos con banderas confederadas en sus camionetas. Pienso en todos esos muchachos blancos, de la clase media y recién salidos de la Universidad que han perdido su trabajo o una promoción frente a alguien que apenas habla el idioma. Pienso en todos esos muchachos inteligentes a los que se les ha negado la entrada en Harvard o en el MIT simplemente porque los tataratataraabuelos de otro fueron dueños de esclavos. Somos los “niños del medio de la historia” y estamos “muy pero muy enfadados”.

Pero recuerda que también somos los “jóvenes callados que escuchan hasta cuando es hora de tomar decisiones”.

9. Soy la conclusión de Jack.

Tiempo atrás, Greg Johnson me señaló (correctamente) que una forma en que el libro supera al film, es que el segundo es mucho menos nihilista. En la novela, Tyler está planeando estallar un museo, no las compañías de tarjetas de crédito. ¿Cuál es el punto de esto? ¿Por qué destruir un edificio lleno de todas las cosas buenas que nuestra cultura ha producido? Dos veces en la novela, Jack dice que quiere “limpiarse el culo [su culo] con la Mona Lisa.” “Quememos el Louvre,” dice un personaje. “De este modo, al menos Dios sabrá quiénes somos”. Esto me recuerda al famoso Herostrato, quien quemó el Templo de la Diosa Diana en Éfeso in el 356 antes de Cristo, para que su nombre fuera recordado en la historia. Su nombre fue recordado en la historia, eso sí, como uno de los más patéticos y narcisistas monstruos de todos los tiempos.

Algo de esto se infiltra en el film. Entiendo el punto de destruir las antenas satelitales y de volar las cafeterías corporativas.  Pero ¿cuál es el punto de mearse en el gazpacho de los comensales y en poner flashes de películas porno en las películas infantiles? (Entiendo que Tyler esté muy pero muy enfadado. Pero pongámonos de acuerdo en que hay que estarlo de forma productiva y con propósito, para dirigir nuestra rabia a los blancos correctos.)

Esto es lo que más me molesta de Palahniuk, y es la razón por la cual mi lealtad se encuentra con el film por sobre la novela. Lo que Palahniuk ha escrito después de Fight Club es de una calidad muy desigual, y se abre, de nuevo, a ser tomada por un nihilismo insolente.  (Él parece comprometido a producir una novela al año, cada una de las cuales escribe muy rápido. Esta es una buena estrategia si eres Yukio Mishima. Pero Palahniuk no es Mishima. No todavía, de todos modos.) Un crítico ha dicho que los libros de Palahniuk se “trafican en el nihilismo a medio cocer de un estudiante de secundaria drogado que recién acaba de descubrir a Nietzsche y a Nine Inch Nails”. Estúpidamente, Palahniuk salió a la carga con una airada respuesta esto. (El Hombre de Gran Espíritu habría recibido esto con el silencio.)

Tal vez la obra más infame de Palahniuk desde El Club de la Pelea es una historia corta llamada “Guts” (“Tripas”), la cual trata de espeluznantes accidentes masturbatorios. Palahniuk ha leído la misma historia numerosas veces a las audiencias, causando, a Mayo de 2007, que un gran total de 73 personas se desmayaran (no estoy bromeando). Otro crítico ha dicho de él, “parece que Palahniuk está retándose a sí mismo con cada nueva vil degradación, cada una peor que la anterior.” Uno se pregunta si este hombre realmente tiene algo que decir, o si es solo un insignificante nihilista que intenta titilar nuestras hastiadas sensibilidades con más y más oscuras y “atrevidas” penetraciones al recto cultural.

Es por esto, que en este punto –si ha llegado usted hasta aquí—usted se estará preguntando si me “he metido demasiado” dentro de El Club de la Pelea. Una pregunta muy justa. Pero primero, una advertencia: le he advertido antes que estoy escribiendo casi exclusivamente acerca del film y no del libro. Como se ha discutido anteriormente, el film supera al libro. Sin embargo, como también he dicho, el film sigue a la novela muy de cerca. Mucho de lo que es bueno de la película se encuentra también en el texto de Palahniuk. Y todos los “mensajes” que he encontrado latentes en el film, están igualmente latentes en el libro. Es como si el film los hubiera sacado y los hubiera hecho más explícitos.

La más simple verdad es que El Club de la Pelea es más grande que Chuck Palahniuk, su autor; David Fincher, su director; o Jim Uhls, su guionista. Significa muchísimo más de lo que ellos piensan. El Club de la Pelea es lo que significa para todos nosotros. Es casi como si la novela y el film nos hubieran sido brindados por los dioses, y como si Palahniuk, et al, fueran meramente vehículos para su expresión. Esta historia es tan poderosa para nosotros; nos dice tanto a nosotros acerca de nuestro mundo y nuestra generación. Nos mueve tanto, que es ya algo que pertenece a esta época y a todos nosotros, no a cualquier hombre o a cualquier estudio cinematográfico.

Es un texto extraordinariamente rico, que yo he apenas rayado superficialmente sin llegar siquiera a la esencia de todo lo que tiene que decir a nuestro tiempo y a nuestro predicamento.


[1] Nota del Traductor: “You Are the All-Singing, All-Dancing Crap of the World” (Ustedes son la mierda cantante y danzante del mundo). Tyler Durden  lo dice en la película, aunque en el libro (Capítulo 20) lo repite un “Space Monkey” (Mono del Espacio) sosteniendo un espejo mientras se sentaba en el linóleo, “I am the toxic waste byproduct of God’s creation.” (Soy el desperdicio tóxico derivado de la creación divina)

[2] Nota del Traductor: Guy Flick como en Chick Flick, que son las películas con temas que se supone interesan mayoritariamente a las mujeres, como las comedias románticas.

[3] Nota del Traductor: este aparte decía “…intentions or personal understanding of his work is not the be-all-and-end-all of interpretation…”

[4] Nota del Traductor: El aparte traducido es “…refers to him as “Jack,” in reference to a series of brief anatomy primers that he discovers…”.

[5] Nota del Traductor: Yo creo que en la novela, cuando el protagonista dice por ejemplo “I am Joe’s …” él se está refiriendo a sí mismo no como si se llamara Joe, sino como si se tratara de las sensaciones de una persona promedio, un Average Joe. Es por esto que no estoy de acuerdo que su nombre sea Joe en la novela, y mucho menos Jack en la película. Él en todo momento permanece anónimo, al menos hasta cuando descubrimos cómo lo llaman quienes lo admiran.

[6] Nota del traductor: Aparte original: “brittle, desiccated career harpies”. Tuve mucha dificultad traduciendo el sentido de la palabra “harpies (arpías)” ya que creo que se refiere a que son arpías por estar demasiado enfocadas por sus carreras y no tienen tiempo ni energías para nada más; o que son arpías, personas malas, con tanta dedicación que serlo es su carrera.

[7] Nota del Traductor: Originalmente era “spiritedness”. Escogí usar el coraje porque, aunque el diccionario me diga que tiene que ver con el brío y con la ira, creo que es algo más racional que la mera ira animal. Es una “ira”, un impulso de la voluntad que hace que el ser luche por algo superior a él, por principios superiores e ideales, es el coraje,  También escogí usar coraje por sobre espíritu porque en la definición de thumos, generalmente se define a este como el “deseo por el reconocimiento”, lo que estaría asociado con civilidad. Pero en este caso estamos hablando de algo que va más allá de lo social y se inserta en la naturaleza humana, el coraje. Igual, el debate sobre lo que significa “Thumos” continúa.

[8] Nota del Traductor: “Naughty bits”.

[9] Nota del Traductor: “other manlier men”. Podría ser igualmente, al desprecio de otros, de “hombres más masculinos/viriles”.

[10] Nota del traductor: Esto lo metí yo porque el aparte original decía “…when guys swam naked at the Y…” y no entiendo a qué se refiere la Y. ¿Será que se refiere a la YMCA, la Asociación Cristiana de Jóvenes?

[11] Nota del Traductor: el sentido de “Why does Jack cry – or, better put, what is he crying over?”, sería como que Jack está llorando algo over, por encima, superándolo de alguna manera al llorar.

[12] Nota del traductor: “There’s nothing wrong with feeling sorry for yourself so long as you’ve really got something to be sorry over.” El mismo juego con la preposición over de la nota anterior. Es como que solo tiene sentido lamentarse por uno mismo siempre que haya algo por lo cual lamentar su pérdida. No se puede lamentar nada que no se haya perdido. Tal y como no se puede desear nada que ya se tiene.

[13] Nota del Traducor: “Women are, but men must become

[14] Nota del Traductor: “4. I Am Jack’s Unorganized Grabastic Piece of Amphibian Shit”. Al parecer no existe la palabra Grabastic, la cual es el adjetivo central en ese subtítulo y sin el cual el sentido cambia.

[15] Nota del Traductor: El autor usa la palabra “commodified” y “anti-commodification” para las cuales no encontré una traducción tan exacta como querría, ya que mercantilización no me parece que tenga el mismo sentido como una palabra relacionada con el consumismo.

[16] Nota del Traductor: “Manhood”. Qué palabra tan difícil de traducir y/o definir. Hasta en español es difícil, ni siquiera los feministas/activistas por los derechos de los hombres han podido “reimaginarla” a su “imagen y semejanza” y a su acomodo. Y no debemos dejarlos.

[17] Nota del Traductor: Muchos adjetivos que no existe en el español. “Hemingway is an icon of rugged, straight-talking, two-fisted, hard-drinking, terse-prosed manliness.” Por eso me gusta la flexibilidad con la que en idiomas como el inglés o el alemán se pueden construir nuevas palabras.

[18] Nota del traductor: “are not just guys, they’re guyness”. Guyness no existe en español, como algo que es propio y representativo de los “Guys”,  de los tipos.

[19] Nota del traductor: “AWOL” significa absent without official leave»: Ausente sin retiro oficial.

[20] Nota del Traductor: “Pussy Whipped”

[21] Nota del Traductor: “She is Palahniuk’s portrait of the female half of the broken modern person.”

[22] Nota del Traductor: “hypostatizing his higher potential for masculine self-actualization as “Tyler Durden.”. En español, no existe la palabra hipostatizar, pero esta se define en inglés como considerar una cosa como verdadera, distinguiéndola de lo accidental.

[23] Nota del Traductor: Originalmente dice “man cave”. Pero realmente no es una cueva que el hombre haya elegido tener, sino que es un refugio, el último bastión de su masculinidad en un hogar que ya no le pertenece. Es apenas un premio de consolación por ser la obediente mascota de ella de lunes a viernes.

[24] Nota del Traductor: “Slutty”. Los feministas criollos al intentar llevar a cabo el recalentado de las “Slut walks” gringas las nombraron “La marcha de las putas”. Para mí el término puta no es muy exacto en este contexto, porque en inglés una slut es más bien una mujer fácil, que no cobra por sus “servicios”, mientras que una puta sí lo hace y al mejor postor. Esperemos un momento, ¿no es de eso de lo que se trata el matrimonio? Deje así…

10 comentarios

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10 Respuestas a “El Club de la Pelea como texto sagrado

  1. Flavia

    Countercurrents siempre buscan gente que tradusca para ellos….me imagino que les gustaria poner tu traduccion en su website tambien. Deberias ponerte en contacto con ellos…..Es un articulo exelente no?

    • Yo creo que es un artículo central porque articula en uno solo la lucha por la masculinidad, la desilusión que sentimos por la modernidad y nos hace la llamada para luchar en contra de todo ello. Revolt Against the Modern World in a Fight Club and Proyect Mayhem style y no con el estilo emasculado de los MRA’s.
      Decidí traducirlo porque simplemente el artículo dice lo que pienso de Fight Club y hasta lo dice mejor de como yo podría hacerlo.
      Este es un artículo central en una serie de traducciones al español que estoy haciendo de artículos «Red Pill».
      Tal vez me contacte con C-C… Corre la voz y tal vez C-C se contacte primero conmigo.

  2. Extraordinario texto, gracias por el esfuerzo de traducirlo.

    El texto es un exhaustivo y muy buen análisis, me ha gustado mucho.

    Hasta pronto.

  3. Pingback: 6 Duras Verdades Que Harán de Ti una Mejor Persona | Transmillennium

  4. Lobezno Estepario

    El escritor es machista, homófobo y racista. Lo que me lleva a replantearme el resto.

    • Él puede ser «machista, homófobo y racista» etc (olvidaste decir «facista, nazi, misógino, etc»), pero eso no le quita que tiene varios argumentos muy válidos en especial respecto de la Masculinidad, la Modernidad, el Espíritu de lucha.

      Explica por qué y en qué forma los epítetos con los que calificas al autor original hacen que sus argumentos sean menos válidos para ti.

      Gracias.

  5. Uri

    De lujo! gracias por la traducción!

  6. Tyler Durden

    Vaya basura misógina, mal redactada y mal escrita. Ha llegado un punto en el cual, directamente no he podido leer más. Todas esas ideas preconcebidas y fijas sobre la masculinidad y la feminidad, no sé si me dan más lástima que ganas de reír o viceversa.

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