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Κένωσις

Dieser Account existiert nicht

Mea Dea mortua est

Rezaría su obituario

pero el funeral in absentia

ni por un osario

gimió.

Frente a un vacuo cenotafio

gime en cámara ardiente

la sedienta cortesana

el resabio yacente

de la casquivana.

Eso es lo que llora

un perfil : x

que hasta ahora

la unicornia 

borra.

Cornucopia de porno

en pequeñas dosis

hitachi en mano

sin ningún marasmo

sobreviene Ud, Κένασις

y su agónico

espasmo.

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La Costra

¡Ñiña, no ti’andé’sa mondá!

Chupa ‘a sangre

deja que cure

sola y a o’cura’…

Sólo ‘chale saliva

Mejo’ en ayuna’

No te confié’ de cura’.

Si te anda’

se te encona/ña

‘sa joa.

(Non seulu falu denostras crostas nas pels).

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B

Hola, Transmi.

No importa quién soy. Baste decir que le leo, (muy) esporádicamente, desde que vi esa punzante imagen del bouquet en una caneca bogotana, cuando aún tenía Twitter; y que, si bien creo que somos bastante distintos, suelo visitar el blog porque no puedo sino evocar, entre líneas, un elementos de hermandad perdida ante el sinsentido cotidiano. Aunque, por supuesto, puedo estar muy equivocado, sólo haciendo suposiciones y sobreinterpretando…

Aquí va mi opinión sin valor sobre el capítulo de desasosiego que parece estar atravesando: la carencia de sentido en su vida diaria y, tomando perspectiva, en las decisiones -un poco- más impactantes y duraderas (dejar la abogacía, mudarse a Medellín, «resignarse» a su vida con Eris, someterse a la vasectomía, etc.) se haya en el corazón de la desesperación sin razón que experimenta, puesto que reptar la vida y sus posibilidades sin un propósito realizador empequeñece cualquier placer o disfrute pasajero desarticulado a un fin superior.

Lo que parece estar sintiendo no es, a mi parecer, un problema de abandonar tal o cual cosa, iniciar una nueva, o volver esperanzado a los confines de las memorias felices, todo lo cual es innegablemente válido y da muestras de que sigue vivo. Más bien, es hacerlo porque sí, sin un ideal que llenar, un potencial que explotar, un voluntad o proceso de poder realizador de usted como ser humano consciente.

Esto lleva a las dos preguntas que, quizá, nunca se puedan terminar de contestar pero que, de la misma manera, nunca se pueden obviar, pues son estrellas en medio de la noche: ¿quién es usted?, y ¿para dónde va? Lamentablemente, en esencia, estamos solos ante nosotros mismos para responder, pero no se puede negar que la reflexión y la (re)escritura son medios claves para hacerlo, examinando el camino recorrido y los que, como ramas, se pueden abrir a medida que camina. Así, no deje de escribir – no es un ejercicio para nadie más que usted, el único que puede vivir su propia vida.

Y para que mi comentario tortuoso no se quede en estos párrafos vagos y superficiales, le recomiendo un par de relatos: «La Muerte de Iván Ilich», de Tólstoi, y «The Snows of the Kilimanjaro», de Hemingway (este le va a gustar particularmente, creo). Espero que puedan serle un poco esclarecedores o, cuando menos, agradables.

B.

Mi curiosidad me obliga a querer indagar más respecto de la identidad de alguien que en manera de advertencia me advierte que no importa quién es. Así comience su comentario diciéndome que no importa quien es o no, sí me importa un poco, me obliga. 

Esa identidad suya, seudonimada y anonimada con apenas una B., a secas y sin más detalles que la IP y el correo universitario –seguramente falso– con el que publicó su comentario, brindan a la imaginación muchísimas posibilidades de divagación similares a las que uno siente tras reencontrarse a un viejo amigo que por el transcurso de la separación se vuelve en un mero conocido del que ya no conocemos más que los pocos recuerdos que nos unían en el transcurso de una vida separada que se intersecta nuevamente en un punto que es a menudo pasajera y circunstancial: la lectura ocasional de un blog. Agradezco eso al menos. A veces siento que escribo ya para nadie porque ni yo misma me leo.

Agradezco esa circunstancia de que, por una foto de un ramo de flores botado en una caneca en la Boyacá, Usted, lector seudonimado haya encontrado estos escritos que por poco más de una década he arrumado sin índice o tags en este blog de pocas visitas que utilizo de vez en cuando para codificar lo que me delata tras la impersonalidad de una habitual tercera persona y el esnobismo de escribir en varios idiomas lo que resulta indecible de enfrentar en castellano.

Además de la geolocalización por la IP, la distancia de su ustedeo me deja ver que Usted, B., comparte inicial con la ciudad de los TransMilenios, donde es característica una distancia que creo se le ha inculcado a los que nos denominan de «rolos», que hace que uno sienta extraño y un poco incómodo el tuteo en el trato con quienes recién encontramos, por “respeto” mutuo –sumada a una pleitesía algo servil y neocolonial– y porque sentimos que el tuteo se reserva para los más cercanos, de modo similar al seudónimo que nos escuda de nuestras autorías: la de Su comentario y la de mi respuesta.

Aunque, por supuesto, puedo estarme equivocando, sólo haciendo suposiciones y sobreinterpretando con entusiasmo el comentario de un único lector al que le respondo ahora después de casi un año sin escribir nada…

______________________

Entre tanto, la vida se ha desarrollado normalmente. Miento. El mejor amigo de Eris fue muerto saliendo de un bar en la madrugada a comienzos de Abril. Es 31 de Agosto, y no se sabe todavía qué pasó, ni quién fue, ni por qué, ni para qué. No vale la pena ni preguntárselo ya. Es ya un lugar común que la justicia no se mueve en casos como estos para muertos como estos. 

Eris empezó a ayudar con la investigación dando vueltas por la zona en que agonizó botado en la acera y pidiendo los videos en los edificios aledaños para construir su trayecto final e identificar a la mujer que lo acompañaba. Al comienzo se pensó que le habían dado un golpe en la cabeza, pero luego se empezó a pensar que lo habían emburundangueado y por su estatura chocó con fuerza su cabeza contra el pavimento. Su celular desapareció, y se pensó que la mujer que lo acompañaba que no era su esposa era más bien una empleada del bar lo tomó, porque el celular regresó al bar. Se le hizo seguimiento con el GPS del mismo modo en que en los días siguientes me lo haría Eris para saber que pasé la noche en un motel con una puta gordibuena pero demasiado cara que Camvs y yo conocimos en un bar de mala muerte de Chapinero el 20 de abril (Él es un amigo de la familia que le puso los cachos por mucho tiempo a la mamá de su bebé recién nacida a comienzos de este año). El celular perdido terminó donde llegan a parar todos los celulares robados en Bogotá hasta desaparecer su rastro.

La viuda de su amigo rash, desconsolada le manifestó a Eris varias veces sus intenciones de quitarse la vida. Ya es Septiembre y sigue viva, con deudas, adolorida y pensando liquidar el negocio. Esto ha afectado especialmente a Eris, quien se ha solidarizado con ella como la mejor de las amigas, escuchándola hasta altas horas de la noche y compartiendo juntas el duelo por el que fue un gran hombre al que muchas personas le tenemos respeto, sin importar las orillas políticas.

Fuimos a terapia de pareja con una pareja de psicólogos que ante esta flagrante infidelidad de mi parte preguntaron “¿y eso qué?”. A Eris y a mí nos costaba articular la gravedad de mi traición en ese momento de duelo por el que estábamos pasando: ella por su amigo y yo por ella. Sin embargo, admitió en una conversación, que lo que hice le quitó algo de peso a su dolor por el duelo de su amigo que no gustaba mucho de mi no solo por nuestras diferencias políticas siendo él de izquierda radical y yo contrario a la imaginería e ideas mamertas de su tribu urbana. Con razón.

Alouqua escribió una carta a lápiz que se quedó en un cajón sin intención de que yo la viera (¿o sí?):

«Lo que verdaderamente me desconcierta es la intensidad del amor, pero en su intensidad también hace que el dolor por la pérdida, por la vida que acaba, es incluso peor.

He tenido palabras de amor para ti porque el amor sigue dentro de mi indemne. Eso no quiere decir que no exista rabia, o dolor u odio. Al fin y al cabo el odio no es más que la reacción de un amor profundamente herido.

Tengo odio hacia el golpe inesperado y la herida que generó, siento rabia hacia la decisión impulsiva, tomada sin pensar en todas sus consecuencias, en el final de la vida que provocaría. Odio la falta de lealtad, de compromiso, la ruptura de las promesas hechas. Detesto el inmenso egoísmo que me rompió el corazón y acabó con mi hermosa vida en un momento en el que el corazón ya se encontraba roto y la vida se sentía gris y terrible, el único consuelo era volver al cálido lugar que me abrazaba y me cubría.

Ahora el hogar no existe más, y yo soy una desarraigada. Tú volverás a la casa de tus padres y ese será el hogar para ti, volverás a la vida anterior como si nada hubiera pasado, como si los últimos dos años no hubieran ocurrido.

Yo en cambio tengo que encontrar un nuevo lugar para mi vida, una vida llena del peso de las obligaciones que pensé que compartiríamos siempre y que juntos se hacían muy livianas, llena de las cosas que creí que siempre compartiríamos y construiríamos juntos.

Llevaré una vida plagada de recuerdos y de recordatorios, de todo lo que no fue. De todas las promesas rotas, los propósitos inacabados, de todas las noches de bendita tranquilidad que extrañaré incluso más cuando el insomnio vuelva a acompañarme en las eternas noches, cuando se dé cuenta que tus brazos y tu calor ya no estarán conmigo para espantarte».

No sabíamos qué decidir entre separarnos o seguir juntos, en lo que ella consideraba nunca sería igual. Varias noches de trasnocho juntos y sin el otro, varias noches con ella lejos consolando a la viuda, muchos porros y cigarrillos fumados, conversaciones en la oscuridad hasta bien tarde la noche. Estábamos entre si seguir acá o yo irme a la casa de mis padres o ella irse por su cuenta con los gatitos. Me hizo jurarle mediante un mensaje en Whatsapp, preconstituyendo la prueba, que sea lo que fuere entre nosotros, ella se los quedaría. Yo acepté sin más. No iba a pelear eso. Mucho menos vendría yo a separarlos ahora al darlos en adopción. Si nos los quedamos originalmente, fue porque no quisimos separarlos originalmente y es una responsabilidad de la que no me arrepiento, a pesar de los costo que conllevan los cinco.

Ambos consultamos diversas fuentes para tomar una decisión frente a qué hacer frente a nuestra relación que se rompía nuevamente. Ella recurrió a sus amigas, con quienes seguramente pudo desahogarse en ese momento de duelo duplicado. Yo recurrí a una terapeuta de un servicio de chat ofrecido en el plan de beneficios por la empresa para la que trabajo:

«I just want to answer one question posed by my girlfriend/permanent companion: “And now, what are we gonna do? Do we start to tear down what we have built together to divide it up?”

»I’m not sure I am understanding how to best support you today. Is this a question you would like me to answer?

«No. It’s a question for me to answer.
Thanks for your time. I’ll respond it myself. Good day.

»Liber.

What comes to mind when thinking about that question?

«I think first about the somewhat comfortable life we have built together for us and our kittens. We are improving our habits, finding out things that we want to learn on our free time, saving and investing money, eating healthy, having stable and relatively well remunerated jobs.

»Ok so sounds like you are able to pinpoint positive’s. May I ask what drives you to say “somewhat comfortable” or perhaps what that means to you.

«We are Colombians. Here the minimum wage is an estimate of 300 USD. Both my gf and I have a monthly income of more or les 2000 USD, so this allows us to be comfortable and not suffer a lot because of money month to month, despite not having much saved, hiring a cleaning lady every other Friday, ordering pre cooked meals every day to save time cooking, ordering takeout when we feel like it, and feeding and taking care of five cats.

»Thank you for sharing that and it sounds like financially you two are doing well. Now putting the finances aside, how do you feel within this partnership?

«Sometimes I feel bored, stale, sometimes misunderstood, or that we rushed to get into this relationship 3 years ago, because we met through tinder and 3 weeks later we started living together and now the cats keep us together.

Sometimes I feel that I am missing out

That we both rushed because we both had significant losses in our lives and were living on short notice in a way, like trying to live as fast as possible and experience many different things before dying.

I also feel sometimes that I am with a very different person from the one I met. I met someone who was adventurous and a little kinky and now is a little too mature and focused only on her work and the kittens and is now always tired to go out at night, doesn’t drink or party anymore.

I feel depressed sometimes because I feel that I could have made better, and have met better people, a better woman, a better partner. But I feel ashamed of thinking this.

»Liber it is ok not to be ok and how you feel is valid. It sounds like you two had mutual loss at the moment and were living in the present and choose to jump in.

This is a safe space and no need to feel bad about how you are feeling.

May I ask if you can see tomorrow without your partner next to you?

«What do you mean?

»Meaning, can you picture a life without your partner?

Or do you see them when you think of the future?

«Yes, we have all these projects of living together, moving out of the city to our own place, working remotely, saving and investing on our own glamping hotel or having our own business.

Some other times I simply wonder what if I ran away, joined the French Foreign Legion or if rejected lived as a vagrant in Europe.

Fantaisie

Without her, I’d probably return to my parents’ house and would assist with their expenses, my mom and dad would take care of me again, and I’d be free again to go out and meet whoever I may please for no-strings-attached sex, no more relationships, no marriage plans, no cohabitation nor common pets.

» You mentioned 3 different lives here. When taking a step back, which one do you see yourself feeling happy?

«I’d be happy traveling the world, being financially independent, not needing to work anymore for any employer, being able to self-sustain, being talented at something, creating something big, meeting women wherever I went, continue learning languages… But it’s impossible, it’s merely an immature dream.

The reality is that there are bills and taxes to pay.

So I simply want to be left alone and not suffer for money and live in the country self-sufficiently and sustainably.

» Yes are you correct, we have bills to pay and need the money to do so. Putting money aside, are you happy with what you have and who you are with? I know this is not an easy question and may take time. Only you can answer this and maybe trying to reflect on where you want to be as you continue to grow.

« I feel disappointed for not having lived up to my potential and privilege. I could have achieved more, but now I have not done much with the things I have been given by my parents like a middle-class life and education, that I feel that what I have achieved is merely coping with my failure.

» Liber it sounds like you have a lot to think about and maybe are putting a lot of pressure on yourself to have all the answers now. What are your thought on this?

« Thank you for your time and really good questions, Romina. I’ll keep thinking about this because I must have an answer for Eris and for what will happen from now on.

» Absolutely, you’re welcome and I do wish you all the best and please know it is ok not know what is next.

A menudo pienso que al final decidimos seguir juntos porque es más conveniente para ambos desde un punto de vista práctico y económico: tenemos una convivencia muy fácil, sin roces, nos respetamos, no nos gritamos ni nos atacamos con grosería y mucho menos físicamente; nuestros ingresos sumados nos permiten vivir por ahora arrendados en un apartamento duplex grande en una parte segura de Bogotá, mantener nuestros katinos, comprarles la mejor comida, la mejor arena, los mejores juguetes; poder pedir que nos traigan nuestros almuerzos al apto o a mi oficina todos los días laborales puesto que ninguno de los dos es lo suficientemente juicioso como para cocinar todos los días, y nos mamamos rápido de gastarnos los domingos de pereza preparando los meal preps de la semana; también nos queda plata para salir al menos un día de la semana a cine o pedir domicilios los fines de semana, ya que a ella, especialmente, no le gusta cocinar, como buena feminista que le terminó al anterior a mi porque le pidió que le cocinara, según entendí fue definitivo.

Pensar en separarnos y en la logística de quién se lleva qué y para dónde nos resultó a ambos, en nuestro inconfesable interior, muy inconveniente para hacer en un momento en que hemos ganado cierta estabilidad en nuestras vidas laborales, financieras y familiares. Ninguno de los dos tendría certeza de para dónde coger o qué hacer. No obstante, admito que la libertad de largarme a vagar por el mundo, forjar mi carácter, construir historias y conocer mujeres más hermosas e interesantes que Eris me resulta a veces muy tentadora, especialmente desde que el Mayor me mencionó lo de la oportunidad de ir a Emiratos Árabes a trabajar de escolta políglota; o de la idea de mi Sargento de ir al Magdalena Medio a entrenarme en contrainsurgencia con paras contra guerrillos; o simplemente cumplir ese recurrente deseo de irme a la Légion Étrangère con la azarosa chance de ganarme par le sang versé un pasaporte que me permitiría vivir casi que en cualquier parte del mundo sin las limitantes del colombiano, solo que no me gustaría estar bajo el mando del globalista de Macrón, del judío de Zelinsky o del asesino de Putin. Tal vez luego cuente más a qué me refiero con todos estos proyectos, respetando el anonimato y confidencialidad de las partes.

Propuse entonces que siguiéramos juntos al menos hasta cuando el contrato de arriendo se termine acá el próximo año y ya de ahí cada quién elige a dónde va por su cuenta. Tácitamente ese fue el trato, porque a fecha de hoy seguimos juntos a pesar de lo que sucedió después que el ritmo de nuestras vidas cambió: por su parte Eris empezó a ir a terapia, más bien el psicólogo es el que viene al apto a sesiones matutinas de una o dos horas. Ese plan rutinario de pasar todas nuestras tardes acostados fumando porros, comiendo papas, tomando gaseosa y viendo series cambió porque ella ahora ya no fuma, al llegar a la conclusión de que tenía una relación adictiva con la marihuana que trastocaba su lucidez mental a pesar de haber construido tras de sí una argumentación justificativa de por qué la marihuana no la afectaba y que era funcional a pesar de esta. 

Empezó a hacer pilates en casa con cierta disciplina que a veces le cuesta mantener. Al menos ha bajado de peso a una talla que nunca creyó posible tener porque siempre argumentaba que estaba destinada tener una composición corporal endomorfa o a ser siempre “gruesita”, pero ante cualquier descuido en su rutina adquirida implica que sube de peso nuevamente como un yoyo, algo que no le puedo poner de presente porque se siente juzgada. Con que no se parezca a su madre, bien ni en lo desordenada ni en lo gorda. 

Lastimosamente, Eris ya no tiene tanto culo como antes y no es igual de atrevida sexualmente, nada de poses que la cansen, ni mamadas, ni ropa interior sexy, ni es bi, ni webcam, ni fotos sexies en su twitter secreto, ni SW, ni BDSM, ni usa los juguetes que le di, ni el flogger que ya tenía, ni siquiera su propio Hitachi Magic Wand. Me metí con una mujer promiscua con muchas parejas y más trayectoria que la 13, pero ahora quiere ser espiritual y cuidarse las “energías” que no le importó mancillar cuando se metía con tipos cualquiera que le llenaban la cuca de semen como yo, era la chica unicornio de parejas swinger o se iba en farras de días. Me toca ahora conformarme con la versión PG13 y no puedo comportarme clasificación R con nadie más aparte de ella, ni siquiera mediante pago previo y sin sentimientos de por medio.

Por mi parte, como yo no quiero vivir una vida acostado todo el tiempo viendo series y engordando a punta de papas de paquete o de airfryer cada noche después de trabajar, en un acto de rebeldía contra el tedio cotidiano de una relación que a veces he llegado a sentir impulsa la pereza, el conformismo y la mediocridad conjuntas, volví a hacer ejercicio con cierta regularidad y a leer en un intento de retomar hábitos perdidos en esta relación, aunque ninguno de los libros que B me recomendó en el comentario que estoy respondiendo ahora. Agradezco el regalo de Eris de haberme dado La Divina Comedia y de haber comprado en uno de sus impulsos libros de hábitos y estoicismo que complementan los Escolios que compré el año pasado y que me acompañan donde sea que voy a perderme.

Todavía no termino Notas de NGD. Me ha costado mantener el ritmo de lectura, pero al menos he retomado intereses que había dejado en lista de espera, como por ejemplo tomar clases de primeros auxilios, aprender a conducir nuevamente y aprender a disparar. Todos estos cursos tomados durante mis vacaciones de medio año, pero cargados a la tarjeta de crédito a cuotas que terminaré de pagar en varios meses. 

No sé ya por qué se me dio de cargar a mi tarjeta de crédito la idea hacer un cortometraje para SmartFilms, junto a un amigo fotógrafo de Eris y examigo de Camvs. “El Escribano de la Luz” fue la idea que se nos ocurrió y trata de la vida de Alex, un talentoso fotógrafo itinerante atormentado por la presencia de una misteriosa entidad que lo persigue a través de sus fotografías. Cuando una gitana nocturna le ofrece guía, Alex se embarca en un viaje inmersivo en el mundo de la fotografía urbana, explorando la vida y la diversidad de Bogotá. Pero, mientras lucha por comprender el propósito de la entidad que lo acecha, Alex se ve enfrentado a un desafío que lo llevará al borde de la realidad y lo sobrenatural.

En su taller de fotografía, Alex, un experimentado fotógrafo, trabaja inmerso en el mundo de la edición y la creación visual. La foto de una mujer pelirroja, Ella, ocupa un lugar destacado en su altar, rodeada de otras imágenes que palidecen ante su belleza. Atormentado por la entidad que lo persigue, Alex recibe una llamada que lo convoca a la acción. Antes de salir, quema una foto en un ritual simbólico.

Ahora autodenominado como «El Escribano de la Luz,» Alex se embarca en un viaje a través de las calles de Bogotá, capturando la esencia de la vida urbana con su cámara. La Gitana Urbana, una fotógrafa experimentada, lo guía en esta exploración. A medida que fotografía a la gente y los lugares olvidados de la ciudad, el mundo recupera su color y vida, revelando la hermosura oculta en cada rincón.

La noche cae y Alex aborda el Transmilenio, su conexión con el pasado se rompe cuando la entidad se apodera de su bicicleta. A través de las fotos en su cámara, Alex descubre que la entidad ha estado presente en sus trabajos anteriores. En una confrontación en la estación, Alex se ve separado de su cámara y su bicicleta, dejando que la entidad se vaya con ellas.

El amanecer trae un nuevo día en el humedal Cofradía/Capellanía. Mientras tambores antiguos resuenan, Alex ofrece su altar a la laguna, reconociendo las lecciones que ha aprendido. La entidad, ahora transformada en una hermosa mujer, recibe la ofrenda y le devuelve su cámara. Alex dispara una secuencia de fotos que capturan momentos felices con Ella, en un acto de reconciliación con su pasado y su amor perdidos.

La voz de Ella guía a Alex en su cierre, recordándole la importancia de llevar consigo el amor y la belleza a través de su cámara. Con este corto de *El Escribano de la Luz* pretendíamos explorar la relación entre la fotografía, el recuerdo y lo sobrenatural, tejiendo una narrativa emotiva y visualmente cautivadora.

Ya había dicho que necesitábamos filmar sí o si en esa última semana de junio, porque ya de ahí me iba a tomar mis cursos de tiro en la escuela del Mayor, donde conocí al gringo, a mi Sargento, con quien ahora estoy trabajando en reactivar la página web de sus cursos, en aprender todo lo que sea posible de él como un mentor y contar su historia de vida, de sus experiencias como instructor en Colombia ojalá en un libro, en una serie y/o en una película. No obstante, “Verga dura no cree en Dios”, como me decía a veces Álex para advertirme de no hacer como Camvs, pero me tragué de la actriz que sería la Gitana en nuestro cortometraje sin haberle dicho que ya tengo pareja, algo que ella pudo ver por sus propios ojos cuando Eris vino a recogerme en la esquina en que yacía borracho, botado fruto de los cocteles que bebíamos juiciosamente en preproducción. Me terminé pareciendo a Camvs tanto que ahora Eris me pregunta de la nada, especialmente cuando llego tarde a casa, si estoy “Camusiando”.

Fitz y yo coqueteábamos entre coctel y coctel que ella me preparaba en el bar en que la conocimos mientras ajustábamos las ideas entorno a la historia y preparábamos toda la producción, mientras Eris se la pasaba dormida aún cuando varias veces la invité a acompañarnos o como cuando en plena reunión de preproducción la llamé y la llamé por zoom, sólo se escuchaban sus ronquidos en la reunión en que no logré consolidar los roles de cada miembro del frágil equipo. Mucho apoyo de parte de mi mujer y asistente de producción. 

Llegué a fantasear con Fitz más allá de a través de una lente. Me encantaba pasar las noches hablando con ella en la barra o a través de mensajes codificados por Whatsapp y en su mirada que iba y venía. Algo que ya no podía hacer con Eris, quien ya no trasnocha, ni toma, ni festeja conmigo ni con nadie que no sean sus amigas a las que no les niega un vino ni una conversación más allá de la madrugada. Aparte, la Gitana me escribía cosas tiernas en japonés, modelo rubia, tersa y ojiverde con gafas sugerentes de una inocencia lúcida que se traslucía también en la ropa que resaltaba la voluptuosidad de su cuerpo, de sus piernas y de sus senos. Todavía pienso en ella, lastimosamente el fotógrafo no me compartió las fotos que le tomamos a la medianoche y me queda tan solo recordarla por la ausencia de las placas que le di o leer a veces el sms después que me bloqueó de sus redes:
«Yo no tengo por qué darle explicaciones.

Y tampoco intente venir al bar a que le hable porque va a ser tiempo perdido

Suerte consiguiendo a otra para su corto y que pesar con Alex que ud se tiro todo

Espero jamás en mi vida volver a verlo u si viene limítese a pedir o consumir porque en lo que pueda no lo voy a a tender»

No volví al bar. Ni la busqué. No hubo corto. Me fui un mes.

En el mes que estuve fuera de casa intermitente yendo y viniendo de y a Bogotá, Eris también ha vuelto a leer, pero libros metafísicos o sobre el duelo, para aliviarse del dolor de la pérdida de su amigo, con el que nunca tuvo nada, según dice; libros de hábitos, autoayuda y estoicismo que dejó abandonados por ahí, al preferir los libros de Hécate, su nueva Diosa, a la que le hace rituales matutinos en un altar que destinó al interior de su clóset con piedras, palosanto y flores ante una estatuilla de la diosa de los mil nombres que pidió por Amazon, con cargo a su tarjeta de crédito. Lo poco que me queda de musulmán después de tantos años sin siquiera abrir el Corán u orar 5 veces al día diría “Shirk”, pero ya me es indiferente el Islam (aparte de lo de las 4 esposas) y lo que sea que ella haga, siempre que la haga sentir mejor y no me quite la paz mental que puedo tener por mi cuenta en los proyectos en que su mejor apoyo es dormirse abandonándome las noches para develar mis sentimientos que ahora plasmo en medio de la oscuridad en compañia de los katinos y uno que otro vino. Ambos tenemos en común la práctica del consumismo de las compras compulsivas por internet como un alivio existencial, temporal. Como yo me endeudé con mis cursos sin consultarle, Eris tuvo licencia de endeudarse con sus pedidos de Aliexpress y Mercadolibre.

Mi madre sí me advirtió repetidamente que Eris y su madre se estaban aprovechando de mi trabajo porque mientras yo asumía todos los gastos de la casa y servicios, ella podía liberarse de una supuesta deuda que tiene con su tía por la Maestría que dejó a medio terminar. Mis padres consideraban que esto era una forma de desviar fondos de la unión patrimonial de hecho por una deuda adquirida previamente. Llegué a sospechar que había algo de razón, porque cuando le pedí apoyo en ayudarme a pagar las deudas que impulsivamente adquirí en mis cursos, le dio más carta blanca para endeudarse en hacer gastos que habríamos podido posponer y no tener dinero para apoyarme. Mi dinero es de ambos, el dinero de ella es sólo de ella.

Es de resaltar el progreso que ella ha tenido gracias a su terapia y la adquisición de hábitos más saludables de alimentación y ejercicio en el mes que estuve fuera. Con más vera, ahora me regaña si no ordeno algo o si no limpio por ejemplo las arenas de los gatos inmediatamente cuando me lo pide, olvidando que en muchas ocasiones yo he recogido su desorden sin decirle nada después de que ella se come algo e inmediatamente bota el papel al piso, o deja su ropa por ahí o los vasos vacíos en su mesa de noche y escritorio que recojo y lavo sin echárselo en cara; o cuando a veces se le olvidaba recoger la arena de los gatos y yo lo asumía sin decirle nada. Pero con que yo olvide en algún momento hacer algo que ella asume es mi responsabilidad, como poner mi ropa en su lugar, o botar la arena sucia de los gatos cuando ella está ocupada, o trapear el piso cuando lo dejo mojado al salir de la ducha, etc, ahí si me lo recuerda con un tono de regaño típico de profesora de párvulos, abre sus ojos pa’ las gotas y se le infla la papada. Ni siquiera le digo nada cuando se hace su desayuno para ella sola, porque cuando yo me lo preparo sí le pregunto si quiere algo, pero ella no me ofrece y no espero que me cocine y si lo hace es ocasional y porque no le cuesta más que hervir un agua para el café, poner dos huevos a hervir o dos sandwiches en la sanduchera para mi. A fin de cuentas, es una mujer posmoderna que factura y considera que hace de todo en la casa, sólo porque pone a andar la lavadora o hace las compras en línea del mercado y para que la casa esté más bonita, pero no tiene en cuenta que también yo me esfuerzo en subir y bajar a recoger todos sus pedidos, incluyendo sus paquetes de Aliexpress las veces que sea necesario, sin importar el peso, o los viajes que tenga que hacer parriba y pabajo, ni si estoy a veces ocupado en mi trabajo, a la hora que sea, llueva o haga sol. Si yo dejo de hacer algo, ahí sí me viene el regaño.

Cada vez más pienso, como Kafka, que tener cualquier tipo de vocación, especialmente de escritor-aventurero, es incompatible con una vida amorosa feliz, así esta se anhele. Por mucho tiempo he vivido sumido en una ataraxia que me oculta lo que en realidad siento y deseo, porque no sé ni cómo articularlo en palabras al evitar mirar a los ojos mi reflejo, cegado por la vergüenza. Fracaso porque persigo metas inalcanzables y no sé cómo conformarme con un destino domésticado insuficiente, insatisfecho e insatisfactorio, pero acorde a mi altura frente a los pocos sacrificios que he estado en disposición de aceptar. Pretendo ser muy inteligente, pero no he logrado el éxito ni la felicidad, lo que me hace dudar de la inteligencia que supongo poseer. No sirve de nada ser inteligente si con ello no se logra mucho de valor.

Los lenguajes que creo hablar me dan la capacidad de tomar control de la maquinaria subconsciente del que creo es el intelecto que poseo, que se supone trabaja día y noche fuera del alcance de mi conciencia. Es el medio de lo inconsciente a lo consciente. La falta de introspección o empatía conmigo mismo me lleva a tener una inteligencia impulsiva, inestable e impredecible, pero el exceso de análisis, la obsesión por el detalle, se convierte en una rumia circular y tóxica que no avanza y se torna en desidia, abulia, procrastinación, indecisión, inconstancia y/u obcecación. 

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Certeza – Alouqua Succube

Por Eris, esté donde esté, lamento haberla hecho partir, de vez en cuando cuando el insomnio y la amnesia me recuerdan la Diosa que traicioné.

Update: Ella está aquí a mi lado alimentando a Katara y a Kismet con una crema., mientras los fiufius duermen en su cuna.

No tienes derecho a sorprenderte cuando un monstruo te arranque la piel con sus dientes, no tienes derecho a esperar que te acaricie, pues aunque sus manos son suaves, es claro que son solo las mascaras de las garras afiladas.
No puedes juzgar a la monstruosidad cuando se relame ante la carne tierna que le es ofrecida, cuando actúa como su naturaleza así lo dicta.
Júzgate a ti, juzga tu debilidad, tus malas decisiones, tu deseo de entregarte a aquello que te causará sufrimiento, tus quereres supuestamente desinteresados que siempre esperan una retribución.

No existirá retribución, el monstruo no tiene nada que dar… Pero su hambre es eterna y está sediento de la suavidad que ocultas.

Robado de http://alouquasuccube.blogspot.com/2019/05/certeza_18.html?m=1

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Clepsidra de Cinza

Encerrada en tu celda no podías hacer nada más que fumar los últimos cigarrillos que te quedaban como una clepsidra que medía el pasar del tiempo no mediante bocanadas de agua, sino por ríos de humo y ceniza que se nos deshacía como las arenas de nuestra efímera felicidad. A falta de una mujer narguila (نارجيلة‎) u otro vicio que precipitase la inevitable condena, el aire estaba ahora enrarecido por lo que no era más que sorbos aglutinantes de los minutos previos al ascenso al cadalzo de la lapidación.

»¿Sabes por qué creo que se llaman Cleopatras?–te dijo Meme con la fumarola emergiendo de su boca antes de pasarte el cigarrillo casi como una moneda que se pasea por los tersos muslos de sus dedos.

Callada la atrajiste más a ti. Recostadas una sobre la otra, ya sea ella junto a tu pecho o tú sobre el de Meme, escuchándose mutuamente el sentencioso reloj de alcachofa bajo sus seios nudos se compartían el calor de las esfinges de la sabana de sábanas, al finalizar su mutua cacería. A Serapis le dio envidia verte tan cerca de ella y se subió a la cama con ustedes para compartir un poco de su felino sosiego. ¿Quién fue la presa y quién fue la cazadora? No importaba, porque Ella era ya tu furtiva Atalanta.

Tu sabia Esfinge te cuenta historias tejidas en acertijo, casi al ritmo de los cigarrillos posteriores a la voraz caza. Música prohibida de fondo, hiyabs (حجاب‎) en el suelo, el haram (حرام) entre sus cuerpos.

»Los Cleopatras, son mis cigarros favoritos. Me recuerdan esa historia en que Dion Casio contó cómo la gorgona Cleopatra prácticamente se presentó ante Julio César… –empezaba sus historias así para humectar no solamente tu curiosidad.

Retuviste el humo y no lo dejaste salir hasta cuando ella continuara con la historia que ahora querías que terminara. Te impacientaba que ella dejara las historias a medio contar. Sus pausas y su mirada te ahogaban, te quitaban el aliento, literalmente desde la primera vez que su velo dejó escapar el aroma de su mirada sabor a arábica, entremezclada con la niebla de la shisha (شيشة) que se paseaba por sus manos de henna (حِنَّاء‎), llenas de lustrosos anillos y cadenas disuasorias de pretendientes timoratos a su encadenamiento. ¿Quién podría haberse imaginado que esa mujer tan velada de repente te desvelaría todas tus noches desde ese volátil verano y con ellas todas las subsiguientes desde su repentina partida?

»Recién llegado Julio César a Egipto, dispuesto a cerciorarse de su fidelidad a Roma, se encuentra con sus generales departiendo y hablando de estratagemas, cuando le avisa uno de sus capitanes que había llegado recién un comerciante griego con una dádiva de bienvenida.

»Nada más peligroso que un regalo griego– te reíste por fin, con el humo escapándose con tus pequeños suspiros que la enamoraron la primera vez que ella pasó de ser la extraña del café a ser tu sharmoota (شرموتة) y tú la suya. Nadie sabe quién supiró primero de las dos, pero sí quién dejó de hacerlo la primera.

» Ya quisieras que también fuera de madera –sin que pudieras darte cuenta, Meme te dio un beso, apropiándose un poco de tu humo, porque tu aliento siempre fue suyo, desde antes de que lo tuvieras y hasta después de dejar de suspirar. Previo a retomar, se remojó los labios con un poco del ούζο que trajiste de contrabando de las tierras del mercader que, tal como te narraba, traía envuelta en una cara alfombra a nada más ni nada menos que la reina Cleopatra, hermana y esposa del tonto Tolomeo XIV.

» El mercader desenrolla el pergamino prohibido dejando ante César la dádiva que cobra vida, no como un báculo hecho cobra, sino en forma de una Venus encarnada tendida ante sus pies. Por cierto, no menos peligrosa — saboreaba todavía Meme el ούζο, que te trocó por un selinho. Regresó la botella al sitio que tenías muy bien designado entre tus piernas. Su roce a través de la sábana y su ligero derrame se mezcló con el tuyo. Amargo y ardiente como las sosegadas tardes juntas en ese apartamento del distrito Al-Haram (الهرم).

Mientras ella te narraba una historia que una vez más servía para desvelarte algún secreto premonitorio, con las puntas de tus dedos leías las inscripciones que recorrían su espalda y te revelaban los secretos compartidos en las más profundas catacumbas de los antiguos Faraones de la tierra que te recibió y que hoy te despedirá en un baño de cálculos. ¿Quién te habría podido prevenir que la henna (حِنَّاء‎) no sería lo único que marcaría sus cuerpos además de sus masoquistas caricias?

» La vista de la deslumbrante reina los dejó boquiabiertos a todos, en especial a Julio César, quien más que dejarse llevar por la belleza de Cleopatra, se enamoró casi inmediatamente del encanto que le generaban sus palabras que fueron capaces de “atraer a sus redes al más frío y determinado de los misóginos”. César podría tener a la mujer que quisiera. Por mero capricho podría haber tomado como esclava a Cleopatra, quien indefensa se presentaba ante él, armada tan sólo con la daga de su embriagadora seducción. El que no lo haya hecho, fue la causa de su perdición.

Le daba cosquillas cada vez que cruzabas con tus uñas a través del surco de su dos que daba directo al valle entre sus nádegas. Su voz te hechizaba tanto por sus temas, como por sus gemidos. Alunarse en la cama sin ponerle atención a la cenicienta clepsidra que anunciaba suavemente la llegada de un fin que ignorabas, pero que presentías se había vuelto la culminación de un ritual que no compartías con nadie más que Meme y Serapis. Ahora hacía parte del contrato que ella, en cambio, había inscrito a punta de indeleble tinta en tu piel de inflamable papiro de la Biblioteca de tu frágil memoria.

» Es interesante, pero Cleopatra no era la mujer más hermosa debajo de toda su fina teatralidad y estratégica coquetería. Más bien era una mujer que lograba cautivar a los hombres con su inasible voz que los tienta con la promesa de aventura y placer insondables. Ella no tenía la belleza de una marmolada estatua griega en adoración a Afrodita, como tampoco la belleza de una reina Nubia del lejano Aswan. Ni era la belleza de una obra de arte ni de un monumento al que los hombres iban como turistas y admiraban desde lejos, apenas de paso. A los hombres les estaba prohibido mirarla, no sólo porque la ley lo ordenara así, sino porque Cleopatra era una bella imperfección que impartía en hombres, mujeres y Diosas, como nosotras, el verdadero deseo de amarla detenidamente, en noches y días de efímera eternidad.


Meme no terminó nunca la historia. No sé qué hiciste. No sé, nadie lo sabe aparte de ti y de Dios. ¿Qué hiciste para acabarlo todo? Nadie te cree la versión esa que repites y repites de que no le hiciste cosa alguna, de que se fue así, como así. El patio de mujeres está repleto de reas que te aman. No entiendo por qué lo hacen, si por eso pueden terminar igual que Meme, igual que tú, Nada. Confessa tu transgresión y te dejaremos ir sin un Ḥudūd (حدود) tan severo, tal vez con un par de latigazos. No tenemos mucho tiempo, la decisión ya está tomada. Tan sólo acepta de una vez tus actos contra la Hisba (الحسبة) y tal vez así Allah (swt) te salve del Fuego del Jahannam (جهنم) que congela con mayor ardor entre más la hayas amado frente a lo mucho que la hayas sacrificado para ocultar tu amor antinatura e infértil.

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¿Para qué?

para nada y para todo.

para parar esta guerra de desgaste

así ya esté tan banido

lo bastante que amaste.

¿Para qué?

para encontrarle un poco de schifo sentido

a la pérdida más aplastante.

¿Para qué?

para escuchar cada mañana

el lontano canto del sinsonte

que en Manila me recuerda

la dolorosa caricia de tu venusino monte.

¿Pa’ qué seguir con toda esta mierda?

¿Pa’ qué seguirle dando más cuerda?

¿Para qué?

Sí, pa’ qué.

¿Pa qué?

No tiene senso escribir más de estas

a un alma hermana que non possum fuge

cada vez más contraparente.

¿Para qué?

es una pregunta que lacrimosa ruge,

que por azar nos miente

y con todo se va al niente.

¿Para qué?

para que precisamente aprendamos a cruzar el Puente

que de Arcoíris se extiende

hasta la fertilidad de tu Selva ardiente.

¿Para qué?

para que la herida florida de la saudade

no nos bana al insondable pèlago.

E ir embora a la tierra de las mascotas

el lugar donde resuelto está el estrago

que dejó alas de la Diosa rotas.

¿Pa’ qué?

¿Pa’ valorar tarde lo perdido en el cor dolido?

¿Pa’ quedarme sin perro que me ladre?

¿Pa’ sembrar esperanzas en la Selva madre?

¿Pa’ reavivar un fuego que ya no arde?

¡Ya pa’ qué hijue……!

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