Declaración Extrajuicio

Alouquien corresponda,

Las ganas de escribir algo hermoso o ingenioso

se me han venido constipando junto al insomnio

y el acíbar de no haber sido más cauteloso:

velar por lo que era ‘nosotros’. 

No queda de otra que apachurrar

los amaros sentimientos. 

Seguir los procedimientos

con tal de no embarrar 

toda la faz del espejo, 

ya que no está 

quien me los espichaba,

con tal gusto y manejo

que de amor aparentaba.

Suficiente sevicia

fue acabar nuestra familia. 

en busca de otra caricia,

mientras usted sobrevivía

otra noche de vigilia.

Entre colilla, cerilla,

y una que otra lágrima agria

usted cocteleaba

una dulce sangría

a la tumba 

de quien sí importaba

Despreciable e inefable, 

es el peso reincidente

de mi crimen inconfesable, 

ya ni el @piacere d’Éride rimane. 

La vergüenza mis flores demoníacas implosiona

de modo tal que ni los pétalos de mis uñas perdona. 

Desde las viejas buenas épocas,

mi lujuria aún me aprisiona.

Tampoco me atrevo a confesar

ni con sumercé la Súcubo, ni Jezabel, 

ni con la Dama del Lago, ni la Niña Mar

ni con los rostros de Hékate lunar. 

A quienes arriba se me ordenó olvidar.

Nadie sabe quién reste

o si podré recordarlas

¿quedará alguna

sea en borrosos recuerdos, 

como en perfiles desiertos 

que atestiguaban los cuerpos 

enterrados en su porta dos fundos?

Seudónimos clausurados. Perfiles borrados. Blogs delendos.

Así que la idea de que lo único que pueda decirle a usted tras lo que nos hice se resuma en más clichés y lugares comunes que da dentera y grima escribir, escuchar o leer; me previene. Lo bueno es que usted puede detenerse en cualquier momento o, siquiera, ni abrirlo o leerlo. Yo no. Todavía sigo compelido a exprimírmelo o se me encona la jo’a de tanto andármela y no echarle saliva en ayunas.

Mejor escribir corto para no hastiar o ser breve para acercarnos al silencio. Silencio pusilánime del doloso responsable, al que le sobra explicar las razones baladíes de mi contravención a nuestro vínculo marital de hecho. Preferible callar a justificarme en la culpabilidad de quien sufrió mis acciones. Sólo pensar esto, dirán algunos, es una “revictimización”. Con todas las solemnidades del caso.

No me sale nada más. Si tuviera algo bueno que dar, decir o hacer, debería haber sido para usted. Lo que omití. No tengo nada para usted, como se dio cuenta, afortunadamente, a tiempo, antes de cometer el fatal error de acompañarme con su vida hasta la muerte.

Y es que eso somos: muerte. Cadáveres que presenciamos juntos el milagro de cinco vidas, pequeñas, más efímeras que las nuestras, mas legendarias y sublimes. Me apesadumbra a veces, sin mucho sentido, pensar cómo habrá sido ese árbol milenario de tersos Dioses ociosos y contemplativos que fue talado con sus convenientes esterilizaciones. El Olimpo solloza.

Si puedo todavía pedir algo, con la opción de que se me niegue, es esto: por favor intente al menos guardar una urna marcada e individualizada de los pelitos de cada uno, por si en alguna década la técnica puede restituir nuestra conveniente decisión de sacrificar sendas Deidades adoradas y adorables al altar de las presiones demográficas, económicas y domésticas.

Tonta petición que a lo peor nada cambie o, a lo mejor, sirva de recuerdo de todas las Ks que no volveré a ver juguetear, ni arruchanrse, ni acicalarse, ni a acariciar ni pronunciar en vida. Nuestra trascendencia murió con nuestras descendencias abortadas.

Antes de terminar, no puedo callar una hipótesis descabellada que me reyerta la preta bilis: la “traición” no importó. Pude haber estado con otras vendedoras de caricias como Eris (y lo estuve), y aún así hubiera seguido conmigo; así hubiera tenido otra familia; o fuera un criminal, me hubiera hecho la conyugal en la Picota si no hubiéramos abortado lo que no nació.

Es más placentero llorar la traición de un onvre más, de otro nadie y asistir bien vestida de negro encaje exterior e interior al funeral de otra lacrimosa identidad que revive ad aeternum. Nos di una excusa políticamente correcta para acabarnos; definitivamente, dar fin a lo que empezó a fenecer desde que nos conocimos por obra y gracia del algoritmo de un (((usurero))).

Para empezar, presuntamente nunca se hubiera «enamorado» de mí si no hubiera sido por el Olimpo, donde se quedó después de mudarse del lugar donde vivía con el tipo al que dejó por pedirle que le cocinara y de donde fue a recoger sus pertenencias, entre esas el armador de porros metálico qepd, que había dejado antes de mudarse al sofá de cuero roto en la oficina cerrada durante la pandemia. Recuerdo que llevaba esas cosas en una bolsa cuando me acompañó a una cita en Idime. Para quien gustaba perderse en fiestas de días, cualquier lugar y compañía habría sido mejor que volver a casa con su mère dévorante. En este universo fui yo en la 41. Kennedy no, solo Chapiyork, loks.

A mi siempre me han gustado los fracasados que no tienen nada que hacer y pueden dedicarme todo su tiempo.

Patrones que hay que cambiar

– @abogatitu @ 28.06.21

Como el Hombre Dragón, el Hombre Brujo, el Fantasma, el Hereje, los nadies antes de mi, et al…uno de esos onvres fracasados fue este puer aeternus. Más para su lista d’instants, su bodycount.

Admitamos que fuimos un “amor” pandémico que se propagó más allá de la vacuna de su mudanza, frente al que debí inocularme a tiempo y dejar ir temprano a quien al fin alejé porque presentía que debía quedarme por cualquier excusa o cuerpo. Tenía todos los anticuerpos antes de sucumbir a mi estupidez e irme detrás del drama que inspira sus poemas y mis ensayos.

En otro universo usted está con unotro que tiene un apartamento bien ubicado en Medellín, en el DF o una casita en el campo; que le dedica todo su tiempo 24/7*365 acostados dándole el control a usted para ver todas las series (((woke))) que quiera; siempre acompañados de domicilios, papitas del carulla, yagé y champagne; sin padres recelosos ni entrometidos; con los amigos que alejó por vergüenza de estar con un niño incrédulo y perverso; su edén a puerta cerrada, etc. Cero arrepentimientos fatales y patéticos, porque hasta esos se los lleva el clímax final a la extinta Diosa desvirgada.

Ojalá le alcancen el tiempo y los óvulos en ese universo –tan ‘real’ como el nuestro– para que usted pueda quitarse la T con alguien que se quede y no falle como yo; unotro para quien sea inédito el “Léeme” en el dorso de su libro, que lo lea como un incunable inédito y sacro, en lugar del título de un folleto suave, entregado y femenino, pasado de mano en mano en una feria veterinaria; con alguien para quien el dragón acaparador del dedo, donde se ponen los anillos, no ocupe el lugar de una sortija a su incógnito esponsal. Y si no, pues, fut la vie.

Para no extenderme más ni seguir perturbando el silencio que nos une, un chisme: ¿Quién será ese que iba con la viuda que ella se me quedó viendo fijo como si la hubiera yo captado en alguna flagrancia? Que parpadee, por favor. No paró siquiera a comprarme un libro. No tenemos a nadie en común con quien pueda boletearle la compañía, ¿pa’ qué lo haría? Que se goce la vida, le den mucho pene y ya. Rela. Que sea feliz aprovechando que no se mató como le decía a usted entre llantos. La vida es demasiado corta como para guardar duelo hasta cuando los cabellos retornen a su largo habitual (así hacían en la Grecia antigua, según un diccionario de la muerte). 

Dejaré este manuscrito en el cajón a ver si un deudo un día, si me quedan, lo encuentran. No obstante, transcribirlo a esta versión en PC lo ha cambiado mucho, persiste el sentimiento espichado.

Un onvre más.

P.D. En la Notaría 64, ubicada en la calle 25 G # 73 A-51, me dijeron que atienden de lunes a viernes de 8 a 5 y sábados de 8 a 12 para ir a hacer una declaración extrajuicio tal y como la que hicimos. No es necesario hacer una escritura pública con todo lo que conlleva, pero sí sería preferible que estuviéramos presentes para salir de este trámite notarial de una vez por nada. «Wenn man tut, was man kann, dann tut man, was man muss.»

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10 Respuestas a “Declaración Extrajuicio

  1. “Amar es vivificación perenne, creación y conservación intencional de lo amado. Odiar es anulación y asesinato virtual, pero no un asesinato que se ejecuta una vez, sino que estar odiando es estar sin descanso asesinando, borrando de la existencia al ser que odiamos”. — José Ortega y Gasset, Estudios sobre el Amor

  2. Admita

    Que responder no es lo suyo

    Como tampoco es lo mío 

    Ya que quien lo hace soy yo.

    Si fuera el de sus sueños

    Tendría todo el tiempo

    De replicar con empeño.

    Pero no se nos da la gana.

    Nada de lo que yo haga

    Hará de usted más cercana.

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